Este viernes la tauromaquia está de fiesta, la Monumental Plaza de Toros México cumple 70 años, siete décadas en donde han pasado por su ruedo grandes toreros de la talla de Silverio Pérez, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, "el Juli", y la figura actual Joselito Adame.
El hidrocálido ya ha estado en esta celebración, hace dos años en el aniversario 68, cuando estuvo acompañado por el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y a pie con Octavio García "El Payo", lidiando toros de Fernando de la Mora.
La posición de Adame en la fiesta brava se reafirma con su actuación del pasado domingo en el coloso de Insurgentes, el mano a mano con el español José Tomás, del que salió en hombros.
Los Adame son una familia muy taurina, el tío abuelo de Joselito, Efrén Adame "El Cordomex", fue también matador de toros; de ahí viene su afición, además de cuando su padre lo llevaba a las corridas desde muy pequeño.
"En realidad fue una bola de nieve que se me fue juntando, cuando yo iba seguido a la plaza de toros a entrenar, en cierto modo yo pensaba que quería ser torero, pero nunca creí que en realidad lo fuera a hacer, lo hacía porque me gustaba y quería aprender", cuenta Joselito en entrevista con EL FINANCIERO.
En su ceremonia de presentación, cuando tenía 16 años, en Millas, Francia, le pegaron una cornada en el muslo derecho, la cual considera como su "bautizo de sangre" y en donde supo que la fiesta brava era lo suyo.
El día que decidí ser torero fue cuando me pegan mi primera cornada en Francia y me abrieron la pierna, esa fue una experiencia en que yo me sobrepuse solo, lo valoré, y fue ahí en donde realmente supe que esto era lo mío
Admite que el camino no ha sido fácil, siempre hay trabas y baches, pero con disciplina, esfuerzo y dedicación ha podido evolucionar.
"Yo creo que el mayor fracaso que tuve como novillero, dada la expectación que tenía en aquel momento, fue cuando todos pensábamos que iba a tener un gran éxito en Madrid, y no fue así, fue el golpe más duro, pero también fue el día que más me ha servido a mi carrera", dijo Adame y señaló que su mayor temor es el defraudar a todos los que creen en él.
Por ello, su preparación es diaria, realiza dos horas de yoga, dos horas y media más de gimnasio y de seis a ocho de toreo de salón. Antes de cada corrida tiene un ritual especial al vestirse: "es una cosa que yo la veo como algo mágico, no dejo entrar a nadie, más que a mí apoderado y mi mozo de espadas, quien es quien me viste". Comenta que le gusta vestirse despacio, concentrado y sin hablar, realizar varias manías que se le han quedado arraigadas y rezar.
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El matador es muy religioso, es devoto de la Virgen de San Juan de los Lagos, de la de Guadalupe y de la Virgen de la Milagrosa, a quienes pone un altar portátil y hace peregrinaciones cada año.
Cuenta que tiene una admiración por todo aquel que se viste de luces, porque sabe lo que se vive para llegar a un lugar privilegiado, pero en especial admira a "El Juli", "a lo mejor por la edad de cuando empezaba a ser torero".
Joselito Adame inició su carrera a la edad de 16 años en Millas, Francia en 2005, como novillero logró unas 93 orejas y 6 rabos; tomó su alternativa en agosto de 2007 en Arles, Francia, a manos de Julián López "El Juli", en presencia de Juan Bautista con el toro "Magnífico" de la ganadería Antonio Bañuelos, a quien le cortó una oreja.
Su confirmación fue en febrero de 2009 de manos de Enrique Ponce y Arturo Macías como testigo. Hasta el momento como matador cuenta con 420 orejas, 13 rabos y 2 indultos.
El domingo pasado, el mexicano Joselito Adame se enfrentó con José Tomás en la Plaza México con toros de Los Encinos y Fernando de la Mora, en donde el español tuvo el peor lote y sólo obtuvo una oreja, mientras que el hidrocálido salió por la puerta grande con dos orejas de su último ejemplar.
"(Esa corrida) para mí representó algo muy especial, siendo que es uno de los toreros que más admiro, y era un día por demás esperado", comentó Joselito Adame.
El matador señaló que hubo toros que se prestaron para el triunfo, con más transmisión, y se les pudo hacer algo más, como lo fue el tercero y el sexto. Pero a pesar de que el encierro se escogió con mucha antelación y dedicación para ese día, los "toros no tienen palabra de honor" y no se sabe cómo van a salir.
En cuanto al resultado afirmó que se siente muy contento y realizado, "aunque yo siempre lo he dicho, siempre quiero más, siempre estoy buscando un punto arriba para no quedarme conforme y porque creo que siempre se puede dar más".