La tarde de agosto de 1957, una novena de niños mexicanos con la fuerza y entrega de peloteros de Grandes Ligas, salió al diamante para abrirse un espacio en la historia de El Rey de los Deportes. Los Industriales de Monterrey tuvieron el honor de ser el primer equipo extranjero en alzarse con el título de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas de Beisbol.
"Para mí, este deporte siempre es perfecto. Imagino que cuando estás parado sobre el plato del campo debe verse eterno y hasta el último out puedes jugar para siempre", eran las palabras de Ángel Macías antes de conocer su destino. Decía ser Sandy Koufax, lanzador zurdo de los Dodgers de Brooklyn, pero él escribió su propia leyenda a los 12 años en Williamsport, Pensilvania, al conseguir el único juego perfecto del torneo.
Se cumplen 57 años de aquella hazaña. El torneo celebrado desde 1947 tenía como campeones sólo a equipos de Estados Unidos, hasta que el grupo de valientes, que no salía al campo sin antes rezar el Salmo 108 (mismo número de costuras que tiene la pelota), logró superar sus expectativas de sólo permanecer tres días.
Aquella travesía que los llevó por McAllen, Corpus Christi, Fort Worth y culminó en Williamsport al derrotar 4-0 al equipo de La Mesa, California, enalteció a los jóvenes como Enrique Suárez, Mario Ontiveros, Norberto Villarreal, Ricardo Treviño o José Pepe Maiz, propietario del Club Sultanes de Monterrey desde 1986.
Sin embargo, la historia de los Industriales de Monterrey no culminaría con ese campeonato. Al año siguiente, en 1958, sólo con Ricardo Treviño como sobreviviente del juego perfecto, consiguieron el bicampeonato, al derrotar a la escuadra de Kankakee, Illinois, por 10-1. En esta novena destacó Héctor La Malita Torres, quien tiempo después se mantuvo nueve años en las Mayores, con equipos como los Astros de Houston (en dos oportunidades), Cachorros de Chicago, Expos de Montreal, Padres de San Diego, y finalizó su idilio con el guante con los Azulejos de Toronto.
Casi cuatro décadas después, un equipo mexicano recuperaría la corona de la categoría, enaltecida por el surgimiento del grito de guerra "¡Sí se puede!". La Liga Lindavista de Guadalupe, Nuevo León, que perdía aquella tarde 4-0 contra la Liga Mission Viejo de California, remontó en los últimos dos innings para cerrar una nueva proeza y adjudicarse la victoria en 1997.
Una nueva historia se construirá para México desde hoy y hasta el 24 de agosto, con la edición 2014 de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas.
La oportunidad es para Los Vaqueros de la Liga Lindavista de Nuevo León. Desde 2001, cuando la liga se amplió a 16 equipos, el país adquirió su pase automático a la justa.