Además de que se han profesionalizado todos los aspectos que tienen que ver con el vino, cada vez son más las mujeres involucradas en esta cultura. La sommelier Sandra Fernández creció en una familia en la que, comparte, el alcohol era parte de su estilo de vida. "No era tabú, crecí en un ámbito familiar en el que se tenía que aprender a beber y disfrutar".
Así creció en ella su interés, que encaminó originalmente con una carrera en Administración y Hotelería. Después estudió Gastronomía en Italia, donde se relacionó con el vino, no sólo académicamente, sino en el día a día, y lo apreció de una manera más intensa. Así que decidió profesionalizarse en temas relacionados a esta bebida en Estados Unidos y a su regreso a México inició su trayectoria profesional.
Antes de abrir su agencia de prensa y relaciones públicas (que desde hace casi cuatro años es su actividad principal), colaboró con el restaurante Tierra de vinos, llevó la mercadotecnia para vinos y destilados de La Europea y, entre otras actividades, creó dos etiquetas para la primera clase en la desaparecida aerolínea Aeroméxico con Casa Madero: 3V (cabernet, merlot y tempranillo) y 2V (chardonnay y chenin blanc). También creó dos vinos en España, uno en Ribera del Duero y uno en La Rioja, con La Rioja Alta S.A., así como el Akai, de la bodega mexicana Santo Tomás.
De acuerdo a su experiencia, hay que tomar vino con amor. Esa es la clave para disfrutarlo plenamente. "Sí requiere respeto, un protocolo indispensable, que es simplemente cómo tratarlo para beber de la mejor manera: la forma en que se guarda, cómo se enfría, cómo descorchar, servir en copas de cristal bien lavadas para disfrutarlo sin ningún agente externo que lo pueda contaminar, son detalles mínimos para honrar a esa botella que tiene tanta historia y tantas manos atrás. Todos los vinos nacen de un proceso humano, pero vienen de la tierra".
Sí requiere respeto, un protocolo indispensable, que es simplemente cómo tratarlo para beberlo de la mejor manera
RECOMENDACIONES DE EXPERTA
Guarda. Una botella no debe estar expuesta a la luz, cerca de una ventana, ni en la cocina, donde hay cambios de temperatura, o en una zona con mucho movimiento. "Es un ser vivo que tiene una curva de crecimiento más grande o más chica dependiendo de muchos factores, del tipo de uva y su elaboración. Puede destrozar una botella de vino en un día si la deja al sol, porque eso causa oxidación y refermentación".
Temperatura. Si es un vino blanco o rosado, debe servirse entre 5 y 7°C, porque es la manera en la que mejor se expresan los espumosos. El tinto se debe enfriar más o menos a 17°C, en una cubeta o hielera preferentemente, porque en el refrigerador puede bajar demasiado.
Descorche. Es indispensable tener un buen descorchador, saber cómo quitar la cápsula de plomo, la parte de arriba y luego sacar el corcho entero para no tener que hacer una decantación. Las botellas con corcho se guardan acostadas.
Gusto. El mejor vino en principio podría ser el que más le guste. "Sí es el que más va a disfrutar es totalmente válido, pero si no tiene una buena enología, si tiene exceso de sulfitos porque es una producción masiva, o no hubo buen cuidado del viñedo, no lo puedo avalar. El buen vino es aquel que tiene los mínimos cuidados para que tenga calidad, no importa el precio".
Maridaje. Es una ciencia totalmente estudiada desde los años 70. "Puede hacer contrastes o complementos: un platillo y un vino con alta acidez, combinados, la reducen. Otro punto importante es la intensidad. Para un plato abundante en grasa hay que elegir un vino fuerte; los ligeros van con pasta, pescado o pollo. Se trata de armonizar, que un sabor no aniquile al otro".