SAN SEBASTIAN, España.- El estreno europeo de Snowden, la última película del director estadounidense Oliver Stone, trajo al Festival de Cine de San Sebastián un nuevo episodio del debate público sobre si es deseable sacrificar parte de la libertad personal en aras de una mayor seguridad colectiva.
Para su realizador, la respuesta está clara. La vigilancia global en Internet y el acceso de los gobiernos a la escena privada de los ciudadanos puede suponer "la muerte de la verdadera libertad y el comienzo del totalitarismo".
Stone presentó su película en el evento español acompañado de sus dos protagonistas, Joseph Gordon-Levitt, que da vida a Edward Snowden, y Shailane Woodley, que interpreta a Lindsay Mills, la novia del exanalista de la CIA que reveló al mundo los entresijos de la maquinaria de espionaje, interno y externo, de Estados Unidos.
Snowden, acogida con división de opiniones entre la crítica, describe "no a modo de documental, sino como una obra dramática", según Stone, la trayectoria vital de un joven con fuertes ideales que decide servir a su país desde los operativos de inteligencia.
Un hombre "educado", "transparente", "tímido" y cuya principal preocupación es incitar al mundo a que tome conciencia sobre el problema de la privacidad personal en Internet, explicaron el director y los intérpretes de una película cuyo reparto cuenta también con Zachary Quinto, Melissa Leo, Tom Wilkinson, Rhys Ifans y Nicolas Cage.
Esa capacidad de decisión y elección personal sobre los datos privados que se exponen en la red es uno de los temas sobre los que pivota una película a la que Stone dota de su habitual tono político, con reflexiones acerca del papel de la administración del presidente Barack Obama, las agencias de inteligencia, las grandes corporaciones y los medios de comunicación.
"En su primera legislatura, Obama dijo que iba a rebajar el poder de las agencias a la hora de recopilar esos datos. Pero Snowden hizo lo que hizo porque Obama aumentó el control que la NSA tiene sobre los ciudadanos. En Estados Unidos existe un estado de vigilancia global que va mucho más allá de lo que era la Stasi", denunció Stone, para quien la "ciberguerra" entre naciones sería "igual de peligrosa que las bombas atómicas", puesto que "nadie sabe cómo y dónde empieza".
Para el realizador, es necesario que las potencias internacionales firmen un tratado similar a los que se rubricaron durante la Guerra Fría para limitar la proliferación de armas nucleares, pero "Estados Unidos no quiere hacerlo porque desea seguir manteniendo su posición de privilegio", dijo.
A su juicio, las dictaduras prometen seguridad a sus ciudadanos, pero sus políticas de vigilancia y espionaje suponen el fin de la "verdadera libertad" y el "inicio del totalitarismo", expresó el realizar, al tiempo que rechazó el argumento de que las agencias de información como la NSA hayan garantizado una mayor seguridad a los estadounidenses.
"En el 11-S hubo muchos fallos, no sólo de la NSA sino también de la CIA y el FBI. También pasó en Irak, donde se dijo que había armas de destrucción y luego se demostró que no existían. A decir verdad, las agencias de inteligencia no fueron muy inteligentes", resumió.
"Estados Unidos tiene que entender que el camino que lleva, tanto a nivel interno como de relaciones internacionales, lo lleva a la autodestrucción", dijo Stone, que reconoce que no hubiera hecho una película como esta cuando era joven porque no estaba preocupado por este tema. "La privacidad fue siempre un derecho. Pero ahora todo es invadible".
El realizador reveló algunos detalles de la producción, como el hecho de uno de sus productores le aconsejó rodar más escenas en Múnich para evitar volver a Estados Unidos, donde sus teléfonos, indicó, eran vigilados, y cómo se encriptó mucha información y guiones con el propósito de que no fueran expuestos en Internet.
Stone no cree que Snowden sea "un kamikaze", sino un hombre que tomó una decisión "sin un plan de salida". "Él dijo a los periodistas 'denle esta información a la gente y que ella decida', pero creo que los ciudadanos no han entendido la complejidad de toda esta información", dijo el director.
Al hilo de las consecuencias provocadas por las revelaciones de Snowden, tanto Joseph Gordon-Levitt como Sharlene Woodley intentaron encontrar aspectos positivos en el futuro inmediato.
"Yo soy optimista. Las generaciones que están creciendo ahora son las que asumirán el poder y creo que están mucho más preocupadas por este problema que las de ahora", dijo Gordon-Levitt.
"En Estados Unidos se emplea mucho la palabra patriota y creo que Snowden es el mayor patriota que hay", señaló Woodley. "Ha arriesgado su vida y ha dejado a su novia por hacer lo que ha hecho. No se trata de considerarlo héroe o traidor, sino de analizar si estamos utilizando la tecnología o ésta nos está usando a nosotros".
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