Las leyendas mexicanas han sido inspiración de numerosas películas de terror, pero en los últimos años, las historias originales se han ido abriendo paso en la industria. Incluso, nuevas versiones de clásicos del género han reanimado la taquilla. Este año se estrenó la primera cinta de terror con elementos de 3D, el remake de Más negro que la noche, dirigida por Henry Bedwell, que recaudó en cinco semanas de exhibición casi 68 millones y medio de pesos.
La permanencia de festivales de cine de terror es una muestra del repunte del género. Del 13 al 16 de noviembre se llevará a cabo en Puebla el séptimo festival Mórbido, donde se realizará la premiere de la cinta México bárbaro, en la que ocho directores, entre ellos Jorge Michel Grau, Gigi Saúl y Lex Ortega, reinterpretan leyendas mexicanas.
Un avance de esta cinta se presentó en el 13 Festival Macabro, en septiembre pasado. Feratum, que se realizó del 2 al 5 octubre pasado en Tlalpujahua, llegó a su tercera edición con una retrospectiva nacional y la entrega del premio Alucarda a lo mejor de las películas nacionales. Estos encuentros dedican 30 por ciento de su programación total en promedio, al cine nacional.
En 2007, Km 31 recaudó 118 millones 854 mil 771 pesos y abrió un nuevo camino (antes de esta cinta, la producción del género había estado prácticamente en pausa: el último filme de éxito fue Cronos, de Guillermo del Toro, en 1992): ese mismo año, una nueva versión de Hasta el viento tiene miedo, de Gustavo Moheno, logró 40 millones 848 mil 921 pesos.
El cine de terror aún enfrenta reticencias de los inversionistas, advierte Jorge Michel Grau, director de la cinta Somos lo que hay, sobre una familia de caníbales.
Pero las apuestas aumentan e incluso la animación ha entrado en juego. Apenas ayer se estrenó La leyenda de las momias de Guanajuato, de Alberto Rodríguez, que con una estética oscura, tiene como predecesoras La leyenda de la nahuala y La leyenda de la llorona.
"A los críticos exquisitos no les gusta este tipo de cine", advierte José Xavier Návar, coautor de los dos volúmenes editados por la UNAM ¡Quiero ver sangre…!, y quien actualmente trabaja en una antología de cine fantástico y de terror mexicano.
"Siempre ha existido un público para el cine de terror", reconoce. Un género que, a su juicio, se enfrenta a las películas realistas que dice, "tienen escenas verdaderamente de miedo, como la secuencia de la balacera en Miss Bala".
La violenta realidad no se ha colado en el género, afirma Nelson Carro, subdirector de programación de la Cineteca. "El cine de terror tiene su propio lenguaje, cumple ciertas reglas y si bien aquellas películas pueden provocar miedo, no es su finalidad. México se ha ido perfilando con producciones cada vez más dirigidas hacia el cine comercial".