La historia de hace 12 meses parece que se repetirá: los autos de la escudería alemana Mercedes vuelan sobre las pistas, sus pilotos Nico Rosberg y Lewis Hamilton alternarán triunfos, mientras sus rivales se quedarán lejos de ellos. La Fórmula Uno se ha vuelto rutinaria por culpa del genio financiero Toto Wolff, quien sacó del ostracismo a este equipo hace dos años.
Torger Christian Wolff, su nombre completo, es la figura clave detrás del éxito. La carrera del austriaco como piloto fue discreta, duró 13 años detrás del volante: debutó en 1992 en la Fórmula Ford de Austria y Alemania, después corrió en la serie FIA GT y se retiró sin mayor gloria en 2005.
Así como los futbolistas que casi siempre fueron suplentes se revelan como excelentes directores técnicos, Toto Wolff pasó de ser un regular piloto a uno de los mayores personajes de la Fórmula Uno gracias a su habilidad financiera.
Todo empezó en 1998 cuando fundó la compañía de inversiones Marchfifteen multiplicó sus ganancias en sólo seis años al enfocarse en las nuevas tecnologías. Su siguiente parada fue lógica, apenas se retiró del automovilismo se dedicó a construir coches y motores para la Fórmula 3.
Su fortuna creció rápidamente, pero quería ingresar a la Fórmula Uno. La oportunidad llegó en 2009 cuando pudo adquirir el 15 por ciento de las acciones de la escudería Williams y en sólo tres años logró convertirse en su director ejecutivo.
El dinero manda en la F1 y eso lo entendió de inmediato Wolff, quien logró llevar a Williams a lo más alto del podio cuando Pastor Maldonado se convirtió en el primer piloto venezolano en ganar un Gran Premio, en el circuito de Montmeló (España) el 13 de mayo de 2012.
Un año después, el empresario tomó la llamada de la escudería Mercedes y aceptó convertirse en su director ejecutivo con la condición de que le dejaran total libertad de invertir fuertes sumas de dinero.
No bromeaba. En 2013 inyectó 293 millones de dólares para llevar a los mejores ingenieros disponibles a Mercedes. Además, armó otro equipo para incrementar la potencia de los motores híbridos. En esta tarea fue fundamental la participación del ex campeón Niki Lauda, cuyos triunfos en la pista empezaban en el taller como lo retrata la película Rush, de Ron Howard.
En pocos meses el cambio fue radical, con las nuevas disposiciones técnicas de la F1, las mayores en una década, el dominio de Mercedes fue abrumador. En 2014 sus pilotos ganaron 16 carreras y Lewis Hamilton se proclamó campeón mundial al superar a su coequipero Nico Rosberg.
Su filosofía es simple, a Toto Wolff le gusta ganar en todos los campos. Es un competidor nato y sin piedad en el automovilismo y los negocios. Recientemente criticó a Red Bull por amenazar retirarse de la principal categoría del mundo.
"Si necesitas pedir igualdad y lloras tras la primera carrera, no es la forma en la que otros lo hemos hecho en el pasado. Se trata de agachar la jodida cabeza, trabajar duro y solucionar el problema. Hay un muro en Jerusalén, el de las lamentaciones, donde pueden ir, ponerse delante y quejarse", dijo Wolff, el lobo financiero del automovilismo.