Ni Milan Kundera ni Philip Roth ni Haruki Murakami. Al final, el elegido por la Academia Sueca para llevarse el Premio Nobel de Literatura 2014 fue Patrick Modiano, quien ayer se incorporó a la lista de los 14 franceses que han recibido esta distinción, la cual se otorga desde 1901. Con ello, Francia se convirtió en el país con mayor número de galardonados en este rubro, con la presea dotada con 1.1 millones de dólares.
Sin embargo, es posible que la decisión del jurado haya sido tomada sólo para redimir al gobierno francés de una culpa histórica que carga desde hace muchos años: la complicidad con el régimen nazi para capturar familias judías, advierte el crítico literario y periodista Julio Patán.
"Hay una gran diferencia entre lo que Modiano representa como novelista y como símbolo de la redención francesa", considera. "En la historia hay dos versiones de Francia: la oficial dice que, en efecto, peleó contra Hitler. La otra indica que el gobierno y la milicia apoyaron, por convicción, necesidad o conveniencia, al ejército nazi. La ocupación francesa por parte del Tercer Reich se dio de una forma muy sencilla; pareciera que el ejército francés se dejó derrotar. Creo que ahí hay algo muy ominoso, aún quedan muchas dudas sobre el papel de Francia".
La obra de Modiano –sobre todo sus primeras tres novelas: El lugar de la estrella (1968), La ronda nocturna (1969) y Los bulevares periféricos (1972)– se inscribe en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército de Hitler se apoderó de tierras francesas, incluida la capital, de la cual el novelista de 69 años realizó una precisa radiografía social en la que la pérdida de identidad judía es uno de los temas centrales.
El escritor Jorge F. Hernández asegura que es imposible entender a Modiano sin antes consultar su convulsiva vida privada. Sus padres Albert Modiano y Louisa Colpijn, ambos inmigrantes judíos, tuvieron que escapar de los nazis durante la ocupación de París. En 1945, cuando el conflicto bélico llegó a su fin, nació Patrick, cuya infancia estuvo llena de soledad debido a la ausencia paterna.
"Por eso Modiano se refugia en su único hermano, Rudy, quien años después fallece repentinamente. Desde ahí se vuelve obsesivo y complejo. Algunas de sus novelas están dedicadas a él. Incluso en su narrativa podemos ver su obsesión: cuida mucho el estilo y las descripciones, se fija en cada párrafo", refiere Hernández.
A diferencia de Patán, el autor de Un montón de piedras (2013) aprueba la decisión de la Academia Sueca. Tal y como sucedió con la canadiense Alice Munro el año pasado, "una vez más los jueces sorprenden al mundo con un autor que no responde a las quinielas populares, generalmente dictadas por la mercadotecnia", afirma, aunque admite que no siempre los preferidos son los galardonados: "ahí está Borges o Joyce".
El narrador Rafael Pérez Gay también ve el nombramiento con buenos ojos. "Modiano tiene una prosa cuidadísima. Aunque no es un escritor de gran calado, no escribe grandes novelas de 400 páginas, tiene la característica de convertir lo local en universal", observa.
"Es un premio merecido, me parece que es un escritor bueno. Sus libros me dejaron la sensación de que estaba ante un autor capaz de saltarse todas las bardas de la gran exigencia literaria, para hacer unos libros pequeños que pueden permanecer siempre", comenta.
Sin embargo, a Hernández le preocupa que la Academia distinga a Modiano y se olvide de una generación prolija de franceses, como, cita, Jean Echenoz o Patrick Deville. "Será complicado que se premie a otro francés en un periodo corto de tiempo".
Patán opina que con este premio a Modiano, se ha puesto en cuestión "aquella especie de tranquilidad histórica de la Academia". Como ejemplo cita al también francés Jean Paul-Sartre, un personaje muy relacionado con la cultura alemana durante el periodo nazi. Pese a eso, la Academia decidió premiarlo en 1964, aunque al final Sartre rechazó la distinción.
El traductor, periodista y escritor Miguel Ángel Quemain cuestiona la distinción de Modiano entre sus connacionales. "Comparado con los escritores que han sido elegidos en los últimos años, creo que es muy mediocre. Su elección oscurece el resurgimiento de verdaderos talentos franceses como Echenoz y Julia Kristeva". Además, señaló uno de los grandes defectos que tiene la Academia Sueca: "no hay crítica literaria ni grandes estudios sobre literatura".
Patán coincide, y afirma que Francia no vive su máximo esplendor literario. "Es una época de mediocres generaciones de escritores franceses. Creativamente, Modiano es un autor de segunda fila. Ni se diga de Le Clézio, en 2008". Le pareció sorprendente que la Academia, "un organismo que toma mucho en cuenta los criterios geográficos", en sólo seis años haya volteado nuevamente la mirada hacia el país galo.
A su juicio, había escritores con mucha mayor calidad, como Martin Amis, Amos Oz o Philip Roth. "Pero no los premiaron porque son incómodos, son menos complacientes en términos intelectuales. Ni modo, nuevamente la Academia se inclinó por lo políticamente correcto".
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