En el mundo de las publicaciones, los lectores de historia de México son mayoría, asegura Enrique Florescano. "Incluso se vende más historia que literatura y se editan más volúmenes", afirma el historiador, Premio Nacional de Ciencias y Artes. Sin embargo, considera que los editores pueden hacer más por aquellos interesados que quisieran profundizar en la materia, pero carecen de elementos para entender las publicaciones especializadas. Una forma de hacerlo es presentar este tipo de contenidos de manera más amable.
Con esta idea incluyente, Florescano elaboró el año pasado un proyecto editorial que recientemente salió a la luz con la publicación de los dos primeros volúmenes de la colección Historia ilustrada de México, bajo el sello Penguin Random House.
La colección que él coordina brinda un panorama completo de temas fundamentales, dirigido a un público más amplio. "Eso lo logramos buscando temas muy atractivos, de interés general, con un guiño para el lector, que es la imagen".
La serie constará de seis volúmenes de acuerdo con lo planeado hasta el momento, adelanta Florescano, quien es coordinador del área de Proyectos Históricos del Conaculta, institución coeditora.
Los libros tienen una extensión de menos de 300 páginas, con ilustraciones prácticamente en cada una de ellas.
El primero está dedicado a la literatura: abarca desde los orígenes orales y pictográficos de la disciplina, hasta las expresiones literarias del siglo XX. Contiene textos de especialistas como Pablo Escalante, Erik Velásquez, Antonio Rubial, Manuel Sol y Alejandro Toledo. El segundo, de Enrique Vela, ilustra el desarrollo de la investigación arqueológica en México desde la llegada de los españoles hasta la actualidad.
Entre las próximas entregas, adelanta Florescano, figura un título sobre la historia de la mujer en México, escrito por Julia Tuñón; otro dedicado a la gastronomía, para el cual está en negociaciones con José N. Iturriaga, y uno más sobre libros.
Otro tema que se abordará será la guerra. "No tanto la guerra misma, sino qué pasa con quienes la padecen y sufren, que es la mayor parte de la población. Hay muchos testimonios, cartas, fotografías, etcétera, que permitirían hacer una especie de historia social de la guerra: qué pasa con las poblaciones, la gente, el abasto, las epidemias, los efectos que siempre son destructores, terribles. Nosotros desafortunadamente tenemos una historia larga en este sentido".
Las fotografías que enriquecen estas ediciones fueron tomadas de acervos particulares e instituciones como la UNAM, el INAH, o el Archivo General de la Nación. "Lo que queremos es que salgan las mejores imágenes y sobre todo que se combinen con los textos".