La usura es el acto de prestar dinero con una tasa de interés que es considerada irracionalmente alta o que es más alta de la permitida por ley.
¿Por qué existe la usura?
Se trata simplemente de una falla del mercado financiero, uno de los más imperfectos mercados en la historia humana. Fallas de información, poder oligopólico de los oferentes y para el caso de institucionalidades regulatorias débiles, la captura regulatoria. Todos estos temas están tipificados en la literatura y por eso, no hemos de extrañar que en casi todo el mundo occidental se ha optado por la regulación de la usura, como una forma de evitar el abuso del poder de mercado de Bancos y Financieras formales y para poner coto a los cobros judiciales en el tema informal. Sin embargo, con el desarrollo de productos nuevos y la creciente informalización de los servicios financieros, las leyes de usura se han quedado cortas, dado que se agregan los comerciantes que venden a plazo y un sin número de actores no regulados, muchos de ellos operando en el mercado informal del crédito.
Historia y religión
Fue común por primera vez durante el reinado del rey Enrique VIII en Inglaterra, durante la primera parte del siglo XVI.
Cargar intereses sobre algún préstamo no es un concepto nuevo. Pero en la Inglaterra de ese siglo, fueron puestas limitaciones en el porcentaje de intereses que alguien podía cargar sobre un préstamo.
Asimismo, a través de la historia, ciertas religiones no sólo se han pronunciado en contra de la usura, sino también en contra de imponer intereses sobre un préstamo, ya que va en contra de sus principios éticos y morales primordiales. Específicamente, el Judaísmo, Cristianismo y el Islam — las tres religiones Abrahámicas— han tomado posiciones muy severas en contra de la usura.
Dado que en la antigüedad los primeros préstamos se llevaban a cabo entre pequeños grupos y entre individuos — en contraste con el sistema bancario moderno— el aplicar un standard social estricto era de una importancia esencial.
Muchos pasajes del Antiguo Testamento, condenan la práctica de la usura, especialmente cuando se presta dinero a personas de menor ingreso y sin acceso a otros medios de financiamiento.
En la comunidad judía, esto creó la norma de solamente cargar intereses a los préstamos fuera de la comunidad.
La condena contra la usura en el Antiguo Testamento, también llevó a la tradición Cristiana de estar en contra de la práctica de prestar dinero; Algunos cristianos piensan que el qué presta no debería de esperar nada a cambio.
La reforma del siglo XVI en Inglaterra empezó a distinguir entre usura y el de cobrar intereses a bajo interés, cosa que, históricamente, el Islam nunca ha diferenciado.
Cuidado
En fin, para los ciudadanos, una vez que se ha caído en desgracia crediticia en lo formal con bancos, financieras, cooperativas y hasta asociaciones «solidarias», el usurero de la informalidad termina por arruinarlos. Se pierde el carro, la casa, los bienes y en algunos casos, se llega hasta las más altas consecuencias personales, perdiendo la familia y la dignidad.