Margarita Jasso
No se necesita ser rico para entrar a las subastas o vestir de manera peculiar. Sólo debes tener ganas de divertirse y checar antes un catálogo (por web o en papel) que las empresas dedicadas a esta actividad te ofrecen.
¿Quieres saber cómo se lleva a cabo una?
Antes de comenzar, dos consideraciones: el producto que será subastado se le dice "lote" y que la riña por la cual los asistentes participan para ver quién se lleva el precio más bajo, se llama "puja".
"Ahora en pantalla vemos al lote número 34, que se refiere a una joya de oro de 18 kilates. Está en venta desde 3,000 pesos. ¿Quién da más? Por aquí tenemos 3,500 pesos. ¿Alguna otra oferta? Por acá dicen 4,000. ¿Alguna otra oferta? ¿Alguien más a la 1, alguien más a las 2, alguien más a las 3?... ¡Vendido por 4,000 pesos!".
Estas palabras son pronunciadas por una persona que está al frente de los vendedores, arriba de un pódium, y que se encarga de dirigir la subasta. Se le llama "martillero".
Uno de los martilleros más jóvenes de México es Eduardo López Morton, que tiene 24 años de edad y que desde los 18 ha incursionado en este negocio por influencias de su padre, Luis López Morton, dueño de la Casa subastadora Morton.
"Mi responsabilidad es llevar la subasta a un ritmo agradable, que no sea ni muy lento ni muy rápido, para que no sea tedioso y para que la gente entienda lo que está sucediendo", cuenta Eduardo.
Subasta es un término que proviene del latín sub hasta, que significa "bajo la lanza". Esta expresión se utilizaba en el pasado porque la venta de los botines de guerra se anunciaba con una lanza. En la actualidad, el término subasta o remate se refiere a la venta pública de bienes que se hace al mejor postor.
¿Cuál es el ritual a seguir? Reunidos en una sala, los asistentes interesados en adquirir algún lote dejan un depósito de aproximadamente 10% del valor del producto que les interesó del catálogo, que se da a conocer semanas antes por internet o por papel. Después se les entrega una paleta parecida a una raqueta de tenis, que les servirá para darse a notar cuando quieran hacer una oferta.
En punto de las 7 de la noche, empieza una en Casa de subastas Morton que ofrece una colección de joyería con 170 lotes. Los asistentes rondan entre los 30 y 50 años, y, contrario a lo que muchos piensan, no visten de forma llamativa, sino ropa casual, incluso jeans.
"Las subastas son abiertas y públicas. No hay código específico para asistir. Si no estás interesado en ofertar no te tienes que registrar. Vale la pena simplemente acercarse", dice Vivian Gorinstein, gerente del departamento de Arte Moderno y Contemporáneo de la casa de subastas Morton.
Los retos
A nivel mundial, las subastas tienen una tradición de más de 2 siglos, pero en México, su trayectoria apenas llega a los 15 años. Esta poca experiencia provoca aún muchas deficiencias.
"No existe en la actualidad una norma para regular a las casas subastadoras. Hay temas interesantes que regular como las comisiones, los impuestos y evitar que empresas extranjeras lleguen a México y se lleven las ganancias a su país", explica el presidente de la Asociación Mexicana de Subastadores de Empresas, Idelfonso Acevedo.
En México existen 14 empresas subastadoras registradas formalmente, que participan como intermediarias para vender productos, que por lo general provienen de una herencia; son resultado de un divorcio o separación; o simplemente son cosas no se quiere conservar.
Otro tema que preocupa a este negocio es el pago de impuestos. López Morton calcula que 90% de los negocios entre particulares de otros países se pierden por la alta carga impositiva, por lo que los subastadores mexicanos ya se han acercado a la Secretaría de Hacienda para tratar de negociar los impuestos a cobrar para estos productos, aunque no han tenido respuesta.
También está la competencia que les representan las paraestatales como Petróleos Mexicanos, Comisión Federal de Electricidad, Cineteca Nacional, Banco de México, además de las diferentes secretarías de Estado y el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), que organizan al menos dos veces al año subastas públicas para vender su maquinaria, productos que no les son útiles o que ya fueron remplazados por equipo nuevo.
Interés internacional
Resulta interesante que mercados como Estados Unidos, China e India, se interesan en los productos que ofrecen las subastas mexicanas.
El país más interesado, sobre todo en el área de automóviles y maquinaria pesada, es Estados Unidos, según Idelfonso Acevedo, pero en la compra de obras de arte o antigüedades los más interesados son los países más lejanos a México.
"Muchas de las cosas que se venden en subastas son 'commodities' para el mercado global, me refiero a la maquinaria pesada de construcción, por ejemplo. Los países más interesados en adquirir lo hecho en México son India, China y Sudamérica", dice.
Sin mucha experiencia y retos por delante, el mercado de las subastas en México mantendrá sus puertas abiertas para que jóvenes, adultos, ricos y no tan ricos prueben la experiencia de comprar algo de valor con un precio acorde a sus bolsillos. ¿Se animan?
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