Si la marca BYD no te suena, es porque aún no hacen su aparición formal en el mercado mexicano más allá de la comercialización de estas primeras unidades eléctricas en una enorme flotilla de taxis urbanos. BYD es un fabricante automotriz y desarrollador tecnológico chino, que surgió a principios de este siglo. Si bien al principio no ganó muchos devotos debido a diseños que se acercaban demasiado a modelos conocidos de otras marcas, hoy la historia es muy diferente. Su nueva oleada de diseños es única y exclusiva, no se parecen a nada y el mismo tiempo proponen mucho.
De esta forma, y antes de contarles nuestra experiencia con el D1, es necesario abrir un paréntesis y hablar de la maravilla tecnológica de la batería Blade de BYD. Estamos frente a uno de los mayores avances tecnológicos en cuanto almacenamiento eléctrico en el mercado. La batería Blade ha sido probada mucho más allá de sus especificaciones para comprobar su fiabilidad. Se ha sometido a ciclos de sobrecarga de más del 260%, calentado a más de 500 °C, e incluso perforado con clavos para comprobar que no estalla, algo desafortunadamente posible con las baterías tradicionales de ion-litio.
De esta forma se consigue un paquete de baterías compacto, relativamente ligero y que con apenas poco más de 50 kWh, puede recorrer, en condiciones ideales, más de 400 km con una sola carga. Específicamente en el D1, eso también ayuda a mantener el peso total del vehículo, superando apenas las 1.6 toneladas.
D1 es un modelo que se desarrolló específicamente para funcionar como taxi, vehículo de flotillas, y particularmente para hacer la mejor alternativa dentro de las plataformas de movilidad a través de aplicaciones digitales.
Se trata de un monovolumen eléctrico que tienen las dimensiones externas de un sedán subcompacto, la distancia entre ejes de un compacto y el interior tan amplio, o incluso más, que el de un SUV mediano. Además, el diseño de la carrocería y el piso plano le otorgan un excelente coeficiente de fricción aerodinámica de apenas 0.28, uno de los mejores del mundo.
Son los asientos traseros los que tienen mayor prioridad de espacio. Cabrá cualquier persona sin importar lo que mida, pero especialmente los accesos son muy cómodos, con una puerta tradicional al izquierda, pero con una puerta corrediza de lado derecho, al estilo de una minivan. No hay nada más práctico que esto.
Además, los pasajeros disfrutarán de puertos de carga USB, soportes para bebidas, e incluso dispensadores de bolsas para basura o pañuelos y ganchos para cargar las bolsas.
El interior tiene buena calidad, pensado en resistir una carga de trabajo que implica moverse cientos de kilómetros al día en el intenso tráfico de la ciudad, y aún así ser uno de los pocos vehículos eléctricos que sí son rentables.
Al volante, la posición de manejo es cómoda y con una excelente visibilidad en todas direcciones. Hay especial énfasis en la suavidad de los asientos, pensando justamente en quienes pasarán horas manejando el D1.
Al volante todo es natural como en cualquier vehículo eléctrico. Sin embargo, el cuadro instrumentos es tan minimalista que incluso podría ser más pequeño que un reloj inteligente, con números que necesitas voltear a ver con cuidado para poder leer bien. Eso puede ser muy bueno para no distraernos en lo que importa: ver el camino, pero si queremos alguna cifra al momento, habrá qué acostumbrarnos a leer una pantalla tan pequeña. Por otro lado, la pantalla del sistema de infoentretenimiento no sólo es mucho más grande y brillante, utiliza su propio sistema operativo de casa.
Para rematar, el D1 puede ser cargado con una toma de corriente directa (estándar chino) de hasta 60 kW, con lo que la batería puede cargarse en cerca de una hora por completo, o parcialmente ganando cerca de 100 km de autonomía en apenas 20 minutos de carga.
Dos modos de manejo: Eco y Sport harán que la marcha del vehículo se adecúe a las necesidades del conductor, sin entregar cifras de un deportivo, pero sí con la contundencia y fuerza de aceleración tradicional de los vehículos eléctricos.
Desde la perspectiva de negocio puede aparentar no ser un vehículo tan accesible, pero es con el uso y el corto y mediano plazo que el D1 termina siendo un buen negocio. Con un tren motor que presume una eficiencia superior del 87.5% y recorriendo algunos cientos de kilómetros al día, dentro de muy poco tiempo la diferencia de inversión respecto a un modelo equivalente a gasolina irá desapareciendo. Puede que la inversión inicial sea superior, pero en pocos años se habrá compensado por los costos de la energía eléctrica respecto a los crecientes costos de la gasolina.
El D1 es sólo el primero de varios modelos que BYD México traerá a nuestro mercado. 2023 es el año que veremos la gran mayoría de esos modelos de pasajeros. Ya podemos manejar algunos de ellos y solamente les podemos adelantar que entre sus disruptivos eléctricos e incluso algunos híbridos como modelos de acceso a la gama, aquí habrán buenas historias que contar. Bienvenido BYD a México.