Geo tuvo un inicio de ensueño. A los 29 años, Luis Orvañanos, un egresado de la carrera de arquitectura de la Ibero, fundó una constructora cuyos cimientos parecían inquebrantables. Durante las tres décadas posteriores a su creación, en 1973, obtuvo decenas de premios, mantuvo crecimientos de doble dígito, recibió elogios de las casas de bolsa, de las calificadoras de riesgo y fue reconocida como la desarrolladora de vivienda más grande de México y de Latinoamérica.
Pero su historia dio un vuelco en el 2011, cuando su acción comenzó a derrumbarse en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) hasta ser suspendida en julio del 2013, convirtiendo el sueño de Luis Orvañanos en una pesadilla que hoy lo tiene con un pie y medio fuera de la empresa que dirigió por más de 40 años.
La debacle de Geo combinó problemas en la administración, cambios en las políticas del sector (lo que más le afectó) y las secuelas de la mayor crisis económica de los últimos 70 años que desataron las hipotecas subprime en EU.
Lo que inició en 1973 como una constructora y promotora de oficinas, edificaciones industriales y residenciales, pronto se convirtió en una potente desarrolladora de vivienda de interés social, de la mano del Infonavit y otras instituciones del sector, además de los bancos. El nombre de Corporación Geo se acuñó en 1990 y en 1994 fue la primera desarrolladora de vivienda en llegar a la BMV. Para entonces, Ovañanos había conformado un dream team, el cual incluía a dos personajes clave: Miguel Gómez Mont y Carlos García Velez.
Los recursos que levantaron en la BMV y posteriormente en la Bolsa de Madrid dieron mucha gasolina al negocio de Geo y llevaron a sus directivos a la cúpula del sector empresarial mexicano. Los medios los llegaron a calificar como "los reyes midas de la vivienda" y como tales operaban. Por eso compraron un avión privado de última generación en el que recorrían el país en busca de su próximo gran desarrollo.
Volaban a Nueva York, Madrid o Londres para reunirse con inversionistas globales, a quienes no era difícil vender una compañía que rompía todos los estimados de crecimiento en ingresos, flujo operativo y utilidades. "La fiesta de Geo fue tan grande como la resaca que está enfrentando ahora", me dijo uno de sus exdirectivos.
Y quizá no exageró: en sus tiempos de esplendor la empresa edificaba 50 mil viviendas por año, con lo cual logró colocar más de 600 mil casas en el mercado.
La ruptura entre sus principales socios inició en marzo del 2006, cuando Luis Orvañanos anunció la llegada de Gilberto Perezalonso a la dirección de la compañía, con el objetivo de darle un nuevo rumbo, lo cual provocó, pocos meses después, la salida de Carlos García Velez y Miguel Gómez Mont. Hay quien dice que de no haberse quebrado ese equipo Geo habría sorteado mejor su crisis.
Cuando la empresa cayó en impago, en el 2013, y fue suspendida de la BMV, situación en la que aún se encuentra, los empleados y directivos de Geo vieron desmoronarse a una empresa que había sido orgullo de sexenios priistas y panistas, especialmente del de Vicente Fox. Su ocaso tiene algunas historias que aún recuerdan sus exdirectivos, como la de un gran proveedor de la empresa que se plantó afuera del edificio de Geo, en el DF, y esperó a que Luis Orvañanos saliera de una asamblea de accionistas. Al verlo, se acercó a entregarle una caja pequeña que contenía una llave y un candado: "Esto es lo único que quedó de mi negocio", le soltó. Ya desde entonces, la suerte de Geo y de Orvañanos estaba echada.
La semana pasada, los accionistas de Geo aprobaron un plan para que sus acreedores capitalicen la mayor parte de su deuda a cambio de una participación del 91 por ciento en la compañía, tras casi un año de estar en concurso mercantil. El plan, que ya fue aceptado también por la mayoría de los acreedores, contempla que éstos reciban acciones de Geo a cambio de una deuda de 28 mil 500 millones de pesos. Esto diluirá la participación accionaria de Orvañanos a menos de 2 por ciento y, en el mejor de los casos, quedará como consejero honorario de la firma, aunque también está latente la posibilidad de que salga por completo de la compañía.
Posdata
El plan de reestructura de Geo contempla una segunda capitalización de 3 mil 500 millones de pesos, a cambio de acciones, por parte de los fondos Sólida Banorte y Capital Inmobiliario. Ésta última es encabezada por Juan Carlos Braniff, quien suena fuerte para ser el próximo director general de Geo.
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