El director ejecutivo de Spotify, Daniel Ek, firmó un contrato de más de 100 millones de dólares con Joe Rogan en 2020, presumiblemente porque no quería preocuparse tanto por el negocio de la música. Spotify Technology SA ha tenido problemas para obtener ganancias después de pagar regalías a los titulares de los derechos, a pesar de que las tarifas que los músicos se llevan por cada transmisión son lo suficientemente bajas.
Con los podcasters, la compañía podría eludir todo eso y diversificarse en un mercado de medios emergente. ¿Qué mejor manera de iniciar que con Rogan, que tiene el podcast más popular del mundo?
Wall Street se subió a bordo. Las acciones de Spotify se dispararon casi un 20% la semana en que anunció el acuerdo, lo que le dio acceso exclusivo a su exitoso programa, The Joe Rogan Experience. Pero si la economía del podcasting tiene el potencial de ser superior a la del negocio de la música, el medio también viene con su propio conjunto de desafíos, como lo ha demostrado la reciente avalancha sobre el programa de Rogan.
El problema se agravó para Spotify a fines de enero, cuando Neil Young exigió que la compañía eliminara el podcast de Rogan de su plataforma o retirara sus canciones. “Pueden tener a Rogan o Young. No ambos”, escribió en una carta a su compañía discográfica y al equipo de gestión. Young habló sobre el hecho de que Rogan ofrece información errónea sobre las vacunas Covid-19 en su programa, aunque admitió que nunca lo había escuchado.
Spotify, que ha estado lidiando con la forma de vigilar su contenido relacionado con Covid desde que comenzó la pandemia, hasta ahora ha eliminado más de 20 mil episodios de podcast que consideró que incluían información errónea relacionada con Covid. La tendencia de Rogan a superar los límites no fue una revelación: la compañía ya eliminó 40 episodios de su podcast. Pero pocas personas pueden llamar la atención como Young, y su acción ha inspirado a otros músicos a sacar sus canciones de la plataforma.
No todos los músicos que boicotean a Spotify están de acuerdo en lo que les molesta. Hasta ahora, el activismo de los artistas nunca ha durado lo suficiente como para causar un daño duradero. En muchos casos, los músicos ni siquiera tienen los derechos que necesitan para llevar a cabo un boicot al estilo Young. Por otro lado, muchos músicos ahora dependen menos de los servicios de transmisión y, por lo tanto, pueden protestar sin comprometer sus ganancias.
Este boicot se ha prolongado mucho más de lo que nadie en Spotify anticipó. Mientras la empresa siga con Rogan, estará abierta a estos conflictos. El año pasado, los empleados de Spotify se enfurecieron cuando recibió a un invitado cuyos comentarios se consideraron transfóbicos. Si revisa el catálogo de Rogan, encontrará algo que ofenderá a casi todos.
El precio de las acciones de Spotify se desplomaron el 2 de febrero luego de informar un crecimiento decepcionante de suscriptores en el último trimestre de 2021. La compañía dijo que era demasiado pronto para saber si la controversia estaba teniendo algún impacto en su negocio. Los músicos han estado ansiosos por pelear con Spotify, y los podcasters tienden a atraer oyentes superando los límites. Incluso si Young finalmente pone fin a su boicot, su lucha contra Rogan y Spotify se siente como el comienzo de una disputa, no como el final.
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