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Un nuevo gabinete para un nuevo estilo de gobierno

De López Obrador a Sheinbaum: lealtad vs. capacidad en las personas que han seleccionado para formar parte de sus gabinetes.

Claudia Sheinbaum.

Con excepción de los cargos en materia militar, es decir, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina, la virtual presidenta electa ya dio a conocer la totalidad de su gabinete legal.

Este grupo de colaboradores se constituye por los titulares de las secretarías, a los que en la lista presentada por Sheinbaum se agregaron la Consejería Jurídica de la Presidencia de la República y la Jefatura de la Oficina de la Presidencia.

El llamado gabinete ampliado, que incluye titulares de dependencias como Pemex, la Comisión Federal de Electricidad o el Instituto Mexicano del Seguro Social, se dará a conocer quizás en el curso del mes de agosto o hasta septiembre.

¿Qué diferencias existen en la conformación del gabinete de Sheinbaum respecto al de López Obrador? Quizás la discrepancia más significativa resida en que la mayoría de los integrantes del gabinete de Sheinbaum tienen una formación técnica antes que una trayectoria política.

Uno de los casos especiales que se deben considerar es el del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. Aunque es parte del gabinete de López Obrador, no forma parte de Morena, ni tiene una trayectoria política. Se trata de un funcionario que, desde hace muchos años, ha estado cerca de López Obrador pero que se ha mantenido al margen de su movimiento político. Su permanencia, ya confirmada y ratificada en el gabinete de Sheinbaum, garantiza la estabilidad fiscal y financiera, por lo menos para la primera parte de la gestión del nuevo gobierno.

Aunque hay otros integrantes del gabinete anunciado por Sheinbaum que formaron parte del equipo de AMLO, los perfiles son particulares.


Por ejemplo, el nominado como secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, aunque fue representante de México ante las Naciones Unidas en el periodo de López Obrador, es un académico y político que tiene una trayectoria propia y sin militancia partidista.

Marcelo Ebrard, quien ocupará el puesto de secretario de Economía, es también un político que tiene una formación política independiente y que no llega al cargo por la cercanía con Claudia Sheinbaum. Incluso, es uno de aquellos en los que claramente se percibe que la relación personal con Claudia no es el factor que determinó su incorporación, sino la posibilidad de contribuir con su experiencia y conocimientos a los desafíos de la nueva Administración.

Hay otros casos, como el del secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, en los que claramente su selección ponderó la cercanía con Claudia Sheinbaum, tanto en su relación personal como en su visión en materia de seguridad.

La candidata triunfante, sin duda, está apostando a García Harfuch como uno de los elementos que pudiera estabilizar al país en los próximos años en materia de seguridad. Otro caso de relación cercana con la virtual presidenta electa es la nominada secretaria de Energía, Luz Elena González, quien tiene muchos años colaborando con Sheinbaum y quien seguramente va a desarrollar en su dependencia una estrategia totalmente coordinada con la visión de la virtual presidenta electa, en la que pondrá énfasis a la transición energética al mismo tiempo que mantendrá la rectoría del Estado en materia de electricidad e hidrocarburos.

Hay casos de otros personajes que estaban en el gabinete de López Obrador o en el circuito de sus colaboradores cercanos.

Rosa Icela Rodríguez, la nominada secretaria de Gobernación, aunque ha sido muy cercana al presidente López Obrador, se le conoce por su capacidad institucional para desempeñar diversos cargos. Será, probablemente, una de las piezas relevantes de Sheinbaum para operar la política interna, garantizando no entrar en conflicto con el todavía muy poderoso presidente de la República o quien en su momento será expresidente.

Otro caso es el de Ariadna Montiel, quien mantendrá el cargo que ya tiene ahora en el gabinete de López Obrador, como secretaria de Bienestar Social.

En esa secretaría se administra una parte muy importante de los recursos de los programas sociales diseñados por el gobierno de López Obrador y también se agregarán los que se requieran para los programas planteados por la virtual presidenta electa. Montiel parece que, al mismo tiempo que mantiene una visión consistente con la perspectiva de la ‘cuarta transformación’, es suficientemente institucional para adecuarse a las perspectivas de la Administración próxima.

Otro caso es el de quien todavía hoy es presidente de Morena, Mario Delgado. Como titular de la Secretaría de Educación Pública, seguramente tendrá que coordinarse de manera cercana con la Secretaría de Hacienda, así como con la de Gobernación y la del Trabajo, para tratar de mantener estable la relación con los sindicatos en el sector.

Hay otros casos relevantes pero, por espacio, no examino exhaustivamente a todos los integrantes del gabinete. Creo que los anteriores son algunos de los más representativos.

Una diferencia sustantiva entre López Obrador y Sheinbaum es que todo indica que la virtual presidenta electa pondera de manera relevante la capacidad de quienes van a ocupar los cargos, a diferencia de lo que de manera expresa señalaba el presidente López Obrador, quien consideraba que el 80 por ciento de las cualidades de su equipo de colaboradores tenía que ver con la lealtad y solamente el 20 por ciento con la capacidad.

La posición de este gabinete pareciera generar una percepción positiva de parte de los empresarios y los inversionistas, que pudieran considerar que se ha restablecido la habilidad ‘tecnocrática’ como uno de los factores necesarios para formar parte del equipo de la administración pública.

En el último trimestre de este año se validará esta visión.

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