El Colaborativo del Corredor del Norte del Río Grande (NRGCC, en inglés) -un consorcio que incluye dos laboratorios nacionales y cinco universidades- presentó una propuesta para una posible financiación federal para avanzar en la investigación sobre energía y agua en el árido suroeste de los Estados Unidos.
El NRGCC es una asociación de investigación dedicada al avance de los descubrimientos y su aplicación en las áreas de la ciencia del clima, el agua y la energía limpia. El 30 de junio, el grupo presentó un proyecto de concepto a la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF) como paso formal inicial en su solicitud de un premio de tipo 2 del programa Motores Regionales de Innovación de la NSF. Se espera que estos premios ofrezcan a los beneficiarios hasta 160 millones de dólares de financiación durante un periodo de 10 años.
“Nuestra visión es liderar la invención y comercialización de tecnologías que lleven agua limpia a cada grifo, energía descarbonizada a cada puerta y una economía inclusiva y vibrante a nuestra región”, dijo Jim Chávez, director en funciones del NRGCC.
Dicho consorcio incluye a la Universidad Técnica de Navajo (NTU), la Universidad Estatal de Nuevo México (NMSU), la Universidad Técnica de Nuevo México (NMT), la Universidad de Nuevo México (UNM), la Universidad de Texas en El Paso (UTEP), el Laboratorio Nacional de Los Álamos (LANL) y los Laboratorios Nacionales Sandia (Sandia).
Juntas, las instituciones emplean a casi 16 mil científicos e ingenieros y realizan 6 mil 600 millones de dólares en investigación, de los cuales 484 millones se realizan en las universidades del NRGCC. Estas universidades matriculan a más de 64 mil estudiantes, el 79 por ciento de los cuales son minorías.
El Corredor Norte del Río Grande se extiende desde la frontera entre Nuevo México y Colorado hasta El Paso (Texas). Al noroeste del Valle del Río Grande se encuentra la Cuenca de San Juan, el mayor yacimiento de metano en capas de carbón del mundo. Al sureste del valle se encuentra la cuenca del Pérmico, la región más prolífica en producción de hidrocarburos de Estados Unidos, que representa el 30 por ciento del petróleo y el 14 por ciento del gas producido en América, según informó UTEP.
Aunque es rica en energía basada en el carbono, la región también proporciona una importante energía eólica, solar y geotérmica y es el hogar de muchos de los ingenieros nucleares con más talento del país a través de nuestros laboratorios nacionales.
El documento conceptual presentado por la colaboración propone mejoras en el tratamiento de aguas residuales a pequeña escala; el desarrollo de tecnologías innovadoras para la captación de agua de lluvia a pequeña escala y la eliminación de materiales nocivos de suelos y aguas contaminados; innovaciones en la desalinización, el tratamiento y la reutilización del agua; y la promoción de técnicas agrícolas modernas como el uso de salmueras para cultivar cosechas tolerantes a la sal y el riego de precisión.
Además, para permitir la transición a una red eléctrica moderna, segura y sostenible en toda la región, la colaboración planea apoyar la cadena de suministro solar y acelerar la fabricación regional de componentes fotovoltaicos, fomentar la innovación en microrredes para centros energéticos localizados, amplificar la energía eólica existente con innovaciones tecnológicas y ampliar la capacidad geotérmica para invernaderos y para la acuicultura.
La NSF espera completar todas las aprobaciones de los esquemas conceptuales antes del 1 de agosto de 2022. Si se acepta la presentación inicial de la colaboración, el siguiente paso será presentar una propuesta completa en el año fiscal 2023, que comienza en octubre de 2022. La NSF no ha fijado un plazo específico para la presentación de proyectos completos, ni ha dicho cuándo anunciará los planes que recibirán financiación.