LAREDO, Texas.- Desde 2020 no ha cerrado ni un sólo hospital en Texas, aún cuando durante la década anterior fueron muchos los nosocomios clausurados principalmente en las comunidades rurales; sin embargo, esto podría cambiar pronto, pues de acuerdo con un nuevo informe de Kaufman Hall, una agencia de consultoría de atención médica, la tendencia indica que uno de cada 10 centros médicos en el estado de la estrella solitaria está en riesgo de cierre.
En el informe se destaca el impresionante número de víctimas de la pandemia en los hospitales del estado, ya que estos enfrentan una tensión cada vez mayor debido al incremento repentino en casos de enfermedades respiratorias, la poca disponibilidad de profesionales de la salud y el aumento de los costos de medicamentos y suministros médicos.
Lo anterior ha ocasionado que los gastos operativos de los hospitales se eleven considerablemente, llegando a ser de esta manera difícilmente sostenibles; tan solo este año los nosocomios han costado $33 mil 200 millones de dólares más que antes de la pandemia del COVID-19.
De todo esto ningún hospital está exento; sin embargo, el riesgo es mayor para los centros médicos rurales que para las instalaciones ubicadas en áreas urbanas: un 26 por ciento de cierre en comparación con un 5 por ciento.
Ante esto, John Hawkins, presidente de la Asociación de Hospitales de Texas, comentó que “en última instancia, nuestra preocupación es que esto afectará la atención al paciente”.
También, expresó una preocupación principal por los desafíos que podrían enfrentar los hospitales rurales en el futuro cercano.
Y es que, durante los últimos dos años, el gobierno federal otorgó fondos para apoyar a los hospitales y así disminuyó el riesgo de cierre en 2020 y 2021, pues era necesario que se mantuvieran abiertos debido a la pandemia, pero ahora, con la situación sanitaria controlada, los fondos están por expirar, lo cual dejará a los hospitales sin esa red de seguridad financiera.
A todo eso se suma que casi la mitad de los hospitales de Texas tienen márgenes operativos negativos porque los ingresos no son suficientes para cubrir el costo de la atención al paciente.
“Sabemos que, a medida que se acaban los fondos federales, creamos un precipicio fiscal. Estos desafíos operativos seguirán siendo reales para los hospitales rurales”, dijo Hawkins.
Por el momento, los hospitales ya comenzaron a recortar las líneas de servicio y cerrar los esquemas de acceso para procurar así equilibrar las finanzas, de acuerdo con Hawkins. La paradoja es también que la comunidad a la que sirve un nosocomio podría verse afectada tanto en materia de salud como económicamente, pues al mismo tiempo representa la pérdida de empleos y mano de obra.
“Los hospitales suelen ser uno de los mayores empleadores de una comunidad, especialmente en áreas pequeñas. Entonces, como restringen los servicios y no pueden llenar esos puestos, tiene un impacto en cadena en la economía”, señaló.