Cuanta más exposición tenga un niño o niña a la contaminación de la atmósfera, mayor será el riesgo de que desarrolle trastornos de salud mental a partir de los 18 años, de acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Duke en Estados Unidos.
El análisis sugiere que cuanto mayor es la exposición de un individuo a los óxidos de nitrógeno durante la niñez y la adolescencia, es más probable que muestre algún signo de enfermedad mental en la transición a la edad adulta, que es a partir de los 18 años, cuando la mayoría de los síntomas de este tipo han surgido o comienzan a surgir.
El vínculo entre la exposición a la contaminación del aire y los síntomas de enfermedades mentales de los adultos jóvenes es modesto, dijo Aaron Reuben, principal autor del estudio y graduado en psicología clínica por la Universidad de Duke.
Sin embargo, “debido a que las exposiciones dañinas están tan extendidas en todo el mundo, los contaminantes del aire exterior podrían contribuir significativamente a la carga global de enfermedades psiquiátricas”, comentó en el análisis publicado el miércoles en la revista JAMA Network Open.
El estudio realizado entre 2 mil 039 niños nacidos en el Reino Unido seguidos durante dos décadas, encontró tasas más altas de síntomas de enfermedades mentales entre las personas expuestas a niveles más altos de contaminantes del aire relacionados con el tráfico, en particular óxidos de nitrógeno, durante la infancia y la adolescencia.
El estudio también descubrió que la contaminación del aire era un factor de riesgo menor para la enfermedad mental que otros riesgos más conocidos, como los antecedentes familiares, pero tenía la misma fuerza que otros neurotóxicos que se sabe que dañan la salud mental, particularmente la exposición infantil al plomo.
En un estudio anterior, Helen Fisher del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres, y coautora e investigadora principal del presente análisis, vinculó la exposición a la contaminación del aire infantil con el riesgo de experiencias psicóticas en la edad adulta joven, lo que generó preocupación porque los contaminantes del aire pueden exacerbar el riesgo de psicosis más adelante en la vida.
Los investigadores midieron la exposición a contaminantes del aire, en particular óxidos de nitrógeno (NOx), un contaminante gaseoso regulado, y partículas finas (PM2.5), un contaminante en aerosol regulado con partículas suspendidas de menos de 2.5 micrones de diámetro, modelando la calidad del aire alrededor de los hogares de los miembros del estudio entre las edades de 10 y 18 años.
Los expertos utilizaron modelos de dispersión del aire de alta calidad y datos proporcionados por el Inventario Nacional de Emisiones Atmosféricas del Reino Unido y el inventario de emisiones de tráfico por carretera del Imperial College del Reino Unido.
En el futuro, dijeron, el equipo de investigadores está interesado en aprender más sobre los mecanismos biológicos que vinculan la exposición temprana a la contaminación del aire con un mayor riesgo de enfermedad mental en la transición a la edad adulta. La evidencia anterior sugiere que la exposición a contaminantes del aire puede provocar inflamación en el cerebro, lo que ocasionaría dificultades para regular los pensamientos y las emociones.