Reinsertar solo 20 especies de grandes mamíferos a sus hábitats históricos podría impulsar la biodiversidad en vastas zonas del planeta, ayudando a estabilizar el clima, según un nuevo estudio.
“Resolver la crisis de la biodiversidad y la crisis climática no solo es necesario, sino que se refuerzan mutuamente”, dijo Carly Vynne, bióloga conservacionista y principal autora del artículo publicado el 27 de enero en la revista Ecography.
Esto se debe a que los ecosistemas biodiversos son más resistentes al cambio climático y almacenan más dióxido de carbono de la atmósfera, reveló la investigación. Sin embargo, el cambio climático está exacerbando lo que algunos científicos llaman “la sexta extinción masiva”.
En 2019, la Organización de las Naciones Unidas advirtió que la naturaleza “está disminuyendo a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad”, con un millón de especies en riesgo de desaparecer.
Los depredadores y otros animales grandes son arquitectos de exteriores que influyen en el crecimiento de vegetación que absorbe dióxido de carbono. Por ejemplo, científicos han documentado la forma en que el regreso de los lobos grises al Parque Nacional de Yellowstone en 1995 modificó el ecosistema al mantener bajo control las poblaciones de alces, que son animales que consumen una importante cantidad de plantas. Eso ha permitido el crecimiento de sauces y otros árboles, lo que ha dado lugar a un número cada vez mayor de castores y bisontes.
“Por sí solas, las grandes manadas de mamíferos también son depósitos de almacenamiento de carbono”, remarcó Vynne.
Científicos han calculado que reinsertar grandes cantidades de depredadores en todo el mundo podría provocar cambios en el paisaje que harían posible capturar 23 gigatoneladas de carbono atmosférico.
De 298 especies a 20
Vynne y un equipo de investigadores identificaron 298 especies de mamíferos grandes y sus hábitats, analizando datos satelitales para determinar la presencia de un hábitat adecuado en 730 ecorregiones terrestres. Una ecorregión es una herramienta de planificación de la conservación que identifica comunidades similares de plantas y animales en un área en particular.
Luego, los científicos se centraron en ecorregiones donde han desaparecido entre una y tres especies de mamíferos grandes que históricamente habían ocupado más del 80 por ciento del área, concluyendo que sería factible reinsertar esos animales en un lapso de cinco a 10 años.
Redujeron la lista de grandes mamíferos a los 20 que tendrían el mayor impacto, lo que provocó la restauración completa de grandes grupos de animales en más de 54 por ciento de la masa terrestre del mundo.
Siete de las especies son depredadoras, como jaguares, glotones y pumas, y 13 son herbívoras, como venados de las pampas, hipopótamos y gacelas. Los animales se encuentran en los cinco continentes y su reinserción ampliaría el hábitat de nueve especies amenazadas, según el estudio.
Por ejemplo, llevar nuevamente a Europa al castor euroasiático, el bisonte europeo, el reno y el lobo, podría ampliar drásticamente el hábitat de especies completas de animales grandes.
Problemas con los depredadores
Sin embargo, la reinserción de depredadores puede ser políticamente complicada. El regreso del lobo gris en Estados Unidos ha provocado décadas de conflictos debido a la matanza de ganado por parte de los depredadores.
El ecologista de vida silvestre Euan Ritchie, profesor de la Universidad de Deakin en Melbourne, Australia, quien no participó en la investigación, explicó que la priorización de animales a reinsertar que se presenta en el artículo era valiosa. “Creo que es muy importante ser consciente de dónde es posible conseguir potenciales beneficios con la reintroducción de especies”.
Sin embargo, reinsertar animales que no han estado durante mucho tiempo en un ecosistema es un desafío. “Hay una serie de complejidades en lo que respecta a grandes carnívoros en particular”, señaló Ritchie. “Necesitan presas adecuadas, por lo que es posible que sea necesario volver a introducir poblaciones de presas y depredadores al mismo tiempo”.
Además, los depredadores deambulan por grandes territorios y podrían cruzar fronteras locales y nacionales, lo que haría necesaria la cooperación entre gobiernos y terratenientes.
“Definitivamente no se trata simplemente de capturar algunos grandes carnívoros o herbívoros y volver a introducirlos al ecosistema”, indicó Ritchie. “Habrá que pensar mucho todo eso”.