Ciencia

La ciencia te respalda: Pensar mucho sí cansa, según esta investigación

Una investigación realizada en Francia demostró realizar tareas cognitivas complejas produce una sustancia, que en exceso, es neurotóxica.

Si te sientes agotado al final de un día exigente en la oficina, es posible que hayas estado pensando demasiado. (Shutterstock)

Investigadores han descubierto que el uso excesivo de la materia gris puede provocar fatiga mental, lo que dificulta la toma de decisiones.

Los científicos analizaron la composición química de los cerebros de dos grupos de personas en el transcurso de una jornada laboral aproximada. A un grupo se le dieron tareas fáciles, mientras que al otro se le dijo que llevara a cabo versiones más exigentes de las mismas tareas cognitivas.

Los signos de fatiga, como la reducción de la dilatación de las pupilas, se registraron solo en el grupo que realizaba las tareas más complejas.

Usando espectroscopía de resonancia magnética, investigadores del Hospital Universitario Pitie-Salpetriere en París descubrieron que el trabajo cognitivo de alta demanda condujo a una acumulación de glutamato, una sustancia química que las células nerviosas usan para transmitir señales a otras células, en el área de la corteza prefrontal del cerebro.


Pensar en exceso hace que otras actividades de la corteza prefrontal, como la planificación y la toma de decisiones, sean más difíciles, lo que lleva a los sujetos a favorecer acciones de bajo esfuerzo y alta recompensa a medida que se establece la fatiga cognitiva.

Mathias Pessiglionem, uno de los autores del estudio, dijo que las teorías anteriores sugerían que la fatiga era una ilusión inventada por el cerebro para hacernos dejar lo que estábamos haciendo y dedicarnos a una actividad más gratificante.

“Pero nuestros hallazgos muestran que el trabajo cognitivo da como resultado una verdadera alteración funcional, la acumulación de sustancias nocivas, por lo que la fatiga sería una señal que nos hace dejar de trabajar, pero con un propósito diferente: preservar la integridad del funcionamiento del cerebro”.

Los investigadores dicen que monitorear los cambios químicos en la corteza prefrontal podría tener implicaciones prácticas, como ayudar a detectar fatiga mental severa para evitar el agotamiento en el lugar de trabajo.

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