La duda surgió tras el sismo de 7.7 del lunes 19 de septiembre: ¿Existe la posibilidad de una erupción volcánica catastrófica, y estamos preparados para enfrentarla? Esto luego de que minutos después del temblor, el volcán Popocatépetl lanzara ceniza hacia el Valle de México.
Lamentablemente no estamos preparados para enfrentar una gran erupción volcánica, aseguran la publicación en Nature “Grandes erupciones volcánicas: hora de prepararnos”, así como el vulcanólogo Robin Campion, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien argumentó que, considerando lo que se deriva de una erupción de índice de explosividad volcánica (IEV) 7, es difícil plantear un escenario alentador.
El IEV es un índice elaborado para medir los parámetros de una erupción. Comprende valores en una escala de 0 a 9 y “se basa en aspectos como la magnitud (que es el volumen material emitido), la intensidad (que es la tasa de emisión de material por unidad de tiempo), la altura de la columna eruptiva, la descripción visual de la erupción, la cantidad de material inyectado a la tropósfera o estratósfera”, explicó el experto a UNAM Global.
En los últimos años, Chile e Italia han estado en la mira de los vulcanólogos.
La Laguna del Maule, ubicada en San Clemente, Chile, ha presentado en las últimas décadas una actividad volcánica que hace prever que en algún momento podría darse una erupción en este lugar.
“Se están detectando con frecuencia enjambres de pequeños sismos y una tendencia de varios años de inflación del terreno. Y es una zona que ya ha producido erupciones de nivel 7 anteriormente. Entonces, es posible que se esté dando un proceso, una acumulación de magma que pueda culminar en una erupción de muy alta magnitud”, comentó Campion.
El complejo volcánico de la Laguna del Maule actualmente se encuentra en semáforo de alerta verde, pero constantemente es analizado por expertos de la Universidad de Wisconsin.
Por otro lado, el investigador mencionó que la caldera volcánica de Campi Flegrei (Campos Flégreos), que está al noroeste de la ciudad de Nápoles, en Italia, lleva tres décadas de inflación progresiva. “De momento no está determinado si será una erupción de IEV 7 o menor, pero la posibilidad está allí”.
No obstante, la probabilidad de tener una erupción de nivel 7 o mayor en este siglo es de 1/6 (arriba del 15%), según la publicación de Nature.
¿Cuáles son las consecuencias de una erupción nivel 7?
Como ejemplo se encuentra el volcán Tambora, que después de cinco días de intensa actividad, hizo erupción. La explosión se escuchó a 2 mil 600 kilómetros de distancia, la nube de material volcánico alcanzó más de 43 kilómetros de altura (llegó a la estratósfera) y los flujos piroclásticos que descendieron de las laderas del volcán crearon un tsunami de más de cuatro metros.
La isla de Sumbawa en Indonesia y territorios alrededor se envolvieron en oscuridad. Destrucción, muerte y hambruna se hicieron presentes en la zona y a nivel global. Las cosechas sufrieron grandes estragos y la temperatura media de la Tierra descendió medio grado centígrado, provocando intensas heladas en Estados Unidos.
Aunque aún no hay un acuerdo entre la comunidad científica, la erupción de Hunga Tonga alcanzó una magnitud de entre 5 y 6 en el IEV. Por ello, una erupción de nivel 7 es preocupante.
Los efectos de la erupción de Tambora repercutieron en el clima y la temperatura, por lo que se puede presumir que una erupción de características similares haría ahora un daño terrible. “Si algo demostraron la pandemia por COVID-19 y la guerra entre Ucrania y Rusia, es que se puede generar un gran desastre si los suministros escasean, ya que el mundo moderno depende del comercio de alimentos, combustible y otros recursos. Lo mismo sucedería con una gran erupción”, dice la publicación de Nature.
La isla en su totalidad fue destruida. Las partículas gruesas de ceniza cayeron hasta de una a dos semanas después de la erupción y las finas permanecieron en el aire por al menos 27 meses. Además, el número de personas que murieron oscila entre 50 y 70 mil. Dos años después del cataclismo volcánico, se expandió por todo el mundo.
“Este tipo de erupciones dan señales previamente, como la sismicidad. Además, el terreno se hincha por el magma que se está inyectando en la corteza o hay pequeñas explosiones antes de la más grande. El problema es predecir cuándo ocurrirán”, comentó Campion al medio universitario.