A solo unos días del equinoccio de primavera, que generalmente tiene lugar entre el 19 y el 21 de marzo de cada año, las personas comienzan a buscar lugares para recibir ‘la energía’ y el calor en zonas arqueológicas.
En este cambio de estación hacia la primavera sucede el equinoccio, un fenómeno astronómico que este año ocurrirá el miércoles 20 de marzo a las 3:07 horas, cuando los hemisferios norte y sur de la Tierra se inclinan hacia el lado opuesto del Sol, de acuerdo con la información del Observatorio Astronómico Nacional, adscrito al Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Es un momento en que la eclíptica (región por donde gira el Sol visto desde la Tierra) cruza el ecuador celeste, una línea perpendicular al polo Norte, explica el arqueoastrónomo de la UNAM Jesús Galinco Trejo.
En diferentes lugares del mundo solsticios y equinoccios se asocian con una importancia religiosa o ritual, y eso se expresa a través de la orientación de ciertas estructuras arquitectónicas, como las pirámides en Mesoamérica, señala el también investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas.
En México, algunas de ellas, como el templo Las Caritas, en Veracruz; Teopanzolco y Xochicalco, en Morelos; y Chichen Itzá, en Yucatán, fueron alineadas de acuerdo con el equinoccio, pero no es una fecha relevante en el mundo mesoamericano, afirma el científico.
Desde los olmecas hasta los mexicas, los mesoamericanos desarrollaron su propio sistema calendárico y varias de sus estructuras arquitectónicas corresponden a ciertos números, periodos de días y fechas que para nosotros no tienen ningún significado, pero la tuvieron en su calendario ritual o religioso.
“En nuestras culturas ancestrales existen más de tres mil años de culto al tiempo, no al espacio”, puntualiza.
En las cosmovisiones mesoamericanas no fue especialmente esencial el equinoccio de primavera, momento astronómico que en la actualidad se asocia con una “recarga de energía” del Sol.
¿De dónde viene la idea de que podemos ‘cargarnos de energía’ del Sol en primavera?
El arqueoastrónomo explicó que esta idea de que es posible ‘recargar energía’ durante el equinoccio de primavera es más actual y no tiene relación con el culto antiguo de las culturas originarias.
“Es un hallazgo de hace algunos años. Antes se pensaba que los monumentos arquitectónicos estaban orientados por solsticios y equinoccios, y por la fecha en que el Sol alcanza el cenit en un sitio geográfico determinado. Hoy se cree que más bien respondieron a la lógica de su propio calendario”, apuntó.
La idea de que en la primavera hay que cargarse de energía solar es una moda del mundo actual, cuya influencia proviene del “new age” desde hace algunas décadas.
Las personas se visten de blanco y suben a las pirámides, como en Teotihuacán o Chichen Itzá, pero nada tiene que ver esto con un culto antiguo de las culturas originarias, destacó Galindo Trejo.
El “new age” o ‘Nueva era’ hace referencia a una serie de creencias espirituales occidentales de los 70, cuyo sistema de creencias es una mezcla de prácticas relacionadas con la exploración espiritual, el misticismo y esoterismo, de este movimiento han emanado algunas prácticas de medicina alternativa como el reiki, o la “ley de atracción” (lo que se conoce como ‘manifestar’).
La UNAM también recuerda seguir la recomendación de la astrónoma y divulgadora científica Julieta Fierro, quien aconseja no acudir a las zonas arqueológicas en estas fechas de equinoccio. ¿Por qué? Si bien son momentos significativos para las personas, no hay una energía especial que se manifieste en esos lugares y la afluencia excesiva de visitantes puede contribuir al deterioro de esos sitios históricos.
¿Qué es el equinoccio de primavera?
En el equinoccio, el Sol se alinea directamente sobre el Ecuador, marcando así un equilibrio perfecto entre el día y la noche, con igual número de horas de luz y oscuridad. Durante el año ocurren dos equinoccios, uno en primavera y otro en el otoño.
La UNAM explica que si bien durante la primavera, la Tierra de encuentra en una posición alejada del Sol, es la inclinación axial la que hace que México y otras regiones reciban mayor cantidad de luz solar.
A partir del equinoccio de primavera, la duración de la noche comienza a disminuir gradualmente, por eso los días son más largos y más luminosos. Esto se invierne en el otoño, cuando las noches comienzan a ‘llegar más temprano’ y las noches u horas de obscuridad son más largas hacia el solsticio de invierno, destaca la UNAM.
Con información de UNAM Global.