Los pacientes atendidos por una doctora tendrán menor riesgo de mortalidad y de reingresos en el hospital, lo que beneficiaría en especial a las mujeres, de acuerdo con un estudio que no establece una relación causa-efecto entre ambas variables.
La investigación que encabeza la Universidad de California en Los Ángeles y publica Annals of Internal Medicine analizó datos de más de 700 mil pacientes, de ambos sexos y desde los 65 años, recogidos entre 2016 a 2019.
El estudio es de tipo observacional, es decir se observa la realidad o se miden ciertos resultados, pero no se puede establecer una relación causa-efecto.
De los 700 mil pacientes, unos 458 mil 100 eran mujeres y casi 319 mil 800 hombres. De todo el grupo, un 30.6 por ciento fue tratado por médicas y se observó la mortalidad a 30 días desde la fecha de ingreso y la readmisión en un mes desde el fecha de alta.
Los datos indican que la tasa de mortalidad de las pacientes femeninas era de un 8.15 por ciento cuando eran tratadas por médicas, frente a un 8.38 por ciento cuando el médico era varón, una diferencia “clínicamente significativa”, según detalla la universidad.
Aunque la diferencia en el caso de los pacientes varones “era menor, las médicas seguían llevando ventaja, con una tasa de mortalidad de un 10.15 por ciento frente a un 10.23 por ciento de los doctores”.
Los investigadores hallaron el mismo patrón en las tasas de readmisión hospitalaria.
Estas diferencias, según el equipo, pueden deberse a varios factores, entre los que sugieren que los médicos podrían subestimar la gravedad de la enfermedad de sus pacientes mujeres.
Investigaciones anteriores han observado que los médicos varones “subestiman los niveles de dolor, los síntomas gastrointestinales y cardiovasculares y el riesgo de ictus de sus pacientes mujeres, lo que podría retrasar o interrumpir la atención”.
Además, es posible que las doctoras se comuniquen mejor con sus pacientes mujeres, lo que aumenta la probabilidad de que proporcionen información importante que permita mejorar el diagnóstico y el tratamiento.
Otra causa podría ser que las mujeres se sientan más cómodas al someterse a exámenes delicados y entablar conversaciones detalladas con las doctoras.
”Lo que indican nuestros resultados es que los médicos de ambos sexos practican la medicina de forma diferente y que estas diferencias tienen una repercusión significativa en los resultados sanitarios de los pacientes”, indicó Yusuke Tsugawa, autor principal del estudio.
El investigador consideró necesario seguir investigando cómo y por qué los médicos y las médicas practican la medicina de manera distinta y su repercusión en la atención, lo que “podría conducir al desarrollo de intervenciones que mejoren eficazmente la atención al paciente”, dijo.
Analizando el estudio, la doctora especialista en medicina con perspectiva de género Carmen Valls, que no participó en la investigación, destacó que es “de buena calidad, con buen análisis estadístico”.
Valls, citada por el Science Media Centre, señaló entre sus limitaciones que se hizo entre pacientes mayores, “por lo que no se puede saber con toda seguridad” si esas diferencias de trato ocurren entre personas más jóvenes.
El investigador de la Universidad de Newcastle, Gavin Stewart, estimó que por el tipo de investigación “las conclusiones deben tratarse con cautela a menos que se corroboren con estudios adicionales”.