¿Recuerdas las auroras boreales que se vieron en México en mayo pasado debido a una tormenta solar? Vienen más de estas en camino, que además del espectáculo visual que generan, podrían afectar algunos servicios satelitales o de telecomunicaciones, incluido el internet de tu casa y la red de tu celular.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que desde inicios de año vigila el comportamiento del Sol, ya que es posible que entre este año y el próximo se registre una tormenta solar con efectos más grandes en comparación cn los de mayo, según explicó Juan Américo González Esparza, investigador del Servicio de Clima Espacial del Instituto de Geofísica.
La posibilidad de una tormenta solar pone en alerta a todo el mundo porque los equipos satelitales que orbitan la tierra corren el riesgo de colapsar, por lo que se han diseñado protocolos para alertar a los operadores de dichos satélites y con ello evitar afectaciones que se traducen en pérdidas económicas y fallas en el internet o las llamadas telefónicas, por poner algunos ejemplos.
¿Qué es una tormenta solar?
Se trata de un fenómeno natural impredecible provocado por la actividad del Sol, que libera viento solar, mismo que interactúa con el campo magnético de la Tierra y lo perturba.
El resultado de esta interacción puede ser responsable de que fallen ciertos sistemas tecnológicos según la intensidad del viento solar.
La UNAM señala que ya ocurrieron afectaciones a los sistemas en el Siglo XIX, específicamente el 1 de septiembre de 1859, cuando una “gigantesca explosión en el Sol hizo un estallido de luz” en lo que se conoció Evento Carrington, que tiró la red de telégrafos de todo el mundo.
Otro aspecto de las tormentas solares son las auroras, como las que se presenciaron en mayo. Estas ocurren debido al traslado de iones del Sol, resultado de la interacción del viento solar con el campo magnético de la Tierra, que quedan atrapados en la ionósfera.
El choque de iones en la ionósfera con partículas de oxígeno y nitrógeno libera energía, lo que genera el fenómeno luminisciente, mismo que puede variar de color, ya que en diferentes regiones del mundo se han reportado auroras azules, moradas, verdes, rojas, naranjas y rosas.
¿Por qué es posible una tormenta solar este año?
Esto se debe a la actividad solar, que tiene un ciclo de aproximadamente 11 años, mismos en los que el Sol pasa de estar “inactivo” en cuanto a la generación de tormentas, a expulsar grandes cantidades de viento que afectan a la Tierra.
Este ciclo alcanzó su punto mínimo a finales de 2019 e inicios de 2020, y de acuerdo con la UNAM, es posible que el máximo de actividad llegue este año o en 2025.
“El Sol tiene un ciclo de actividad que dura aproximadamente 11 años, donde pasa de estar prácticamente dormido, con una superficie lisa y amarilla, a tener un grupo de manchas solares, regiones oscuras en su superficie que significan que ha entrado en actividad, y comienzan a producirse las tormentas solares”, precisó González Esparza.
¿Cuál es el riesgo de una tormenta solar para satélites y telecomunicaciones?
El especialista de la UNAM dijo que las perturbaciones al campo magnético de la Tierra afectan principalmente a los sistemas satelitales debido a su ubicación, ya que el planeta no los puede proteger del viento solar.
Algunos de los efectos son fallas satelitales y de telecomunicaciones, mismos que generan problemas con la señal telefónica, así como posibles apagones.
Las redes y servicios que corren más riesgo de fallar ante una tormenta solar son:
- Satélites.
- Internet.
- Señal para teléfonos celulares.
- Aplicaciones de bancos.
- Red de energía eléctrica.
Si se genera una tormenta solar, México cuenta con una serie de protocolos para evitar el colapso de servicios que podrían ser víctimas de la perturbación del viento.
El Grupo de Clima Espacial desarrolló un sistema de alerta temprana con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), así como con el Sistema Nacional de Protección Civil. Este consiste en un protocolo para prevenir a los responsables de los sistemas tecnológicos, como la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) o el Ejército.
Con ello, se generan planes de respuesta para que los satélites no se vean afectados en la etapa máxima del viento solar.