Llegar a la cima del Everest es un logro que algunos cuantos mexicanos han conseguido, por lo que la alpinista Andrea Dorantes contó su experiencia en la montaña más alta del mundo, así como detalló que la expedición alcanza un costo entre 1 y hasta 2 millones de pesos.
La razón por la que el precio es tan elevado se la contó a Adela Micha. “Uno porque los permisos son muy caros. Para tú poder pisar la montaña es un permiso de 250 mil pesos y el 20 por ciento de los que pagan ni siquiera la pisan”, dijo en el YouTube de La Saga.
Si desembolsas el dinero no puedes guardarlo para después, por lo que si no lo usas se pierde, según explicó quien siempre debe ser acompañada por un local. “La logística de llevar tantas cosas allá con lo que se requiere: tanques de oxígeno, cocineros, es demasiado y por eso son los precios (…) Te aliviana que alguien te esté derritiendo nieve del glaciar para que puedas tomar agua, hace todo más fácil”.
Recientemente se dio a conocer el fallecimiento de una familia de 5 mexicanos y un piloto nepalí al estrellarse el helicóptero de la compañía Manang Air cerca del Everest en su intento de ver uno de los sitios más famosos desde el aire en medio de un complicado rescate de sus cuerpos por las condiciones meteorológicas.
Dorantes no es la única mexicana en haberlo logrado, ya que se sumó a nombres como Andrés Pérez Maillard, Andrés Pérez Martínez y Juan Diego Martínez, quienes incluso se convirtieron en los más jóvenes en hacerlo, con 19 años.
Andrea Dorantes habla de los cuerpos que vio en el Everest
Una de las cosas que más impactó a la mexicana fue el “estado de shock” al que se enfrentó en el camino a los más de 8 mil metros sobre el nivel del mar, en donde sabía que si no se concentraba su destino podía ser como uno de los tantos cuerpos que encontró en la ruta.
“Yo creo que la falta de oxígeno y estar en ese ambiente hace que no te afecte; a mí me sorprendió la frialdad con la que vi los cuerpos que mueren en la ruta y literal a unos los tienes que pasar, saltarlos, con permiso”, apuntó sobre su supervivencia.
“Y la verdad es que ni piensas, estás en modo automático. Hasta llegando a la cumbre pensarías una felicidad, pero no alcanzas a dimensionar porque hay que estar atento a que es la mitad”, añadió.