Daniil Medvedev tomó la toalla para secarse el copioso sudor durante una pausa del partido del US Open y se fijó en la cámara que le apuntaba de cerca. Lanzó una advertencia: “Ni te imaginas. (Algún día) un jugador va a morir, y ahí van a ver”.
“Lo peligroso de todo es tener que hacernos la pregunta: ¿Cuál es nuestro límite?”, dijo el ruso de 27 años tras doblegar el miércoles 6-4, 6-3, 6-4 a su compatriota Andrey Rublev, para clasificarse a las semifinales del Abierto de Estados Unidos por cuarta ocasión.
Como todos, el tercer cabeza de serie y campeón de la edición de 2021 sufrió en el que ha sido el día más caliente de lo que va del torneo. La temperatura alcanzó los 35 grados Celsius en el estadio Arthur Ashe, cuyo techo fue cerrado parcialmente para generar más sombra. Medvedev, a veces con dificultades para respirar, recibió tratamiento dos veces durante los cambios de lado.
Medvedev realmente no tenía respuestas a la pregunta que se hizo después en la sala de prensa de Flushing Meadows, helada por el aire acondicionado.
“La cuestión es que no sé qué podemos hacer. No podemos parar el torneo durante cuatro días porque llevamos tres o cuatro días con condiciones tan brutales como esta, ya que se estropea todo, la televisión, las entradas que se vendieron”.
Medvedev siguió con su reflexión: “¿Deberíamos cambiar a tres sets cuando tenemos condiciones como esta? Además, algunos jugadores se van a enojar. Pierdes los primeros dos sets y se acabó el partido, y te quedas pensando que querías remontarlo”.
“Y al mismo tiempo tengo que decirlo porque eventualmente acabaré mi carrera y no va a pasar nada, y quedó hablando por nada, pero entonces queda la pregunta de que no queremos que algo malo ocurra y nos quedemos diciendo: ‘Dios mío, Medvedev lo dijo hace unos años atrás’”.
Para mitigar un calor inhumano, los jugadores buscan cada recurso posible. Muchas toallas o bolsas con hielo o tubos portátiles que soplan aire.
Medvedev batalló con la respiración
Durante un cambio de lado en el segundo set, Medvedev empleó un inhalador mientras era examinado por una doctora que le revisó la respiración. Rublev también padecía tirado en su silla, como un boxeador noqueado.
“No podía ver la bola bien al final del primer set”, dijo Medvedev.
El exnúmero uno del mundo cedió los primeros juegos del partido ante un Rublev que arrancó como tromba, llevándose 14 de los primeros 15 puntos.
Paulatinamente se fue enchufando en el partido contra el octavo del ranking y padrino de su hija. Firmó una victoria en sets corridos en la que fue superior en largos peloteos, incluyendo uno de 34 que fue el más largo del encuentro.
“Fue brutal”, resumió Medvedev en la entrevista a pie de cancha “Lo único bueno en estas condiciones en que ambos sufrimos”.
“Yo lo conozco bien y él nunca se rinde. Él me conoce y sabe que yo soy igual”.
Rublev sigue sin poder superar la barrera de cuartos de final en citas de Grand Slam: ha perdido en las nueve ocasiones que ha accedido a la instancia.
Medvedev, subcampeón en Flushing Meadows en 2019 y semifinalista en 2020, quedó a la espera del ganador del partido entre el campeón defensor y máximo preclasificado Carlos Alcaraz y Alexander Zverev (12do cabeza de serie). El español y el alemán jugaban en la sesión nocturna.