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¿Fue por un botellazo? Emilio Azcárraga revela por qué su padre dejó de ir al Estadio Azteca

A nadie que haya visto a Emilio Azcárraga Jean celebrar un título le queda duda la pasión que siente por el América, un sentimiento que heredó de su padre.

Emilio Azcárraga Jean contó una experiencia dolorosa que vivió junto a su padre en el Estadio Azteca cuando él era niño. (Foto: Especial / Mexsport)

El América es bicampeón del futbol mexicano. En este último torneo ni siquiera el buen paso de La Máquina logró frenar a las Águilas y el más feliz es Emilio Azcárraga Jean, no solo por ser el propietario del equipo, también por la pasión heredada de su padre, Emilio Azcárraga Milmo. Ese sentimiento ha quedado de manifiesto en cada celebración de campeonato.

Azcárraga Milmo compró al América en 1959 por 425 mil pesos, una cifra que a la distancia se ve pequeña en comparación con la fortuna que ha generado a partir del éxito en las canchas y de la identidad en torno al América. Hoy es el único club mexicano que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores.

¿Por qué Azcárraga Milmo dejó de ir a los partidos del América?

Emilio Azcárraga Milmo falleció en 1997 y dejó el equipo en manos de su hijo, Azcárraga Jean, quien se ha tomado en serio la responsabilidad de mantener el prestigio que le costó tanto construir a la familia. Sin embargo, la pasión que sentía su padre lo rebasaba y tuvo que tomar una decisión dolorosa.

Emilio contó por qué su papá dejó de asistir a los partidos: “Él dejó de ir al futbol porque le recomendó el cardiólogo”, dijo en entrevista con Caliente TV para destacar el sentimiento que le provocaba ver a su equipo.


Además compartió una anécdota que vivieron en el viejo Estadio Azteca, cuando estaban juntos en un palco: “En aquel entonces te vendían las cervezas en botella y alguien aventó una botella, pegó en el cristal, estábamos mi papá y yo sentados y cuando ve venir la botella, me hace así (un movimiento con el brazo para protegerlo) (...) y nos vamos para atrás porque estábamos en un banquito alto y nos pusimos un madrazo, cayeron los cristales...”.

Aunque aquella vez salieron ilesos, cambiaron el cristal del palco por uno blindado para evitar que se repitiera esa experiencia. Hoy le causa gracia a Azcárraga Jean porque es una de tantas memorias de la infancia junto a su padre en el estadio donde cada 15 días juega el América, aunque por ahora está cerrado debido a la remodelación para el Mundial 2026.

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