Para entender por qué la industria de semiconductores de 450 mil millones de dólares ha entrado en crisis, tenemos que empezar con una pequeña pieza llamada controlador de pantalla cuyo precio es de un dolar.
La industria global de silicio está conformada por cientos de diferentes tipos de chips, entre los más llamativos están los de Qualcomm e Intel que van desde 100 dólares a más de mil cada uno. Estos chips hacen funcionar potentes computadoras o el brillante teléfono inteligente en tu bolsillo. En contraste, un controlador de pantalla es mundano, su único propósito es transmitir instrucciones básicas para iluminar la pantalla de tu teléfono, monitor o sistema de navegación.
El problema para la industria de los chips, y cada vez más para las empresas más allá de la tecnología, como los fabricantes de automóviles, es que no hay suficientes controladores de pantalla para todos. Las empresas que los fabrican no pueden seguir el ritmo de la creciente demanda, por lo que los precios se han disparado.
Eso está contribuyendo a la escasez de suministros y al aumento de los costos de los paneles de visualización de cristal líquido, componentes que resultan esenciales para la fabricación de televisores y computadoras portátiles, así como automóviles, aviones y refrigeradores de alta gama.
“No hay forma. Si cuentas con todo lo demás, pero no tienes un controlador de pantalla, entonces no podrás construir tu producto”, dijo Stacy Rasgon, quien cubre la industria de semiconductores para Sanford C. Bernstein.
Actualmente, la crisis en un puñado de partes aparentemente insignificantes (por ejemplo los chips de administración de energía) se ha propagado a través de la economía global. Fabricantes de automóviles como Ford Motor, Nissan Motor y Volkswagen ya han reducido su producción, lo que lleva a estimaciones de más de 60 mil millones de dólares en ingresos perdidos para la industria este año.
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Es probable que la situación empeore antes de mejorar. La rara tormenta invernal en Texas acabó con franjas de la producción estadounidense. Un incendio en una fábrica clave de Japón cerrará las instalaciones durante un mes. Samsung Electronics advirtió sobre un “grave desequilibrio” en la industria, al tiempo que Taiwan Semiconductor Manufacturing dijo que no puede mantenerse al día con la demanda a pesar de tener sus plantas a más de 100 por ciento de su capacidad.
“Nunca había visto algo así en los últimos 20 años desde la fundación de nuestra compañía”, dijo Jordan Wu, cofundador y director ejecutivo de Himax Technologies, un líder proveedor de controladores de pantalla.
La crisis de chips nació de un comprensible error de cálculo cuando la pandemia de coronavirus golpeó el año pasado. A medida que el COVID-19 comenzó a extenderse desde China al resto del mundo, muchas empresas anticiparon que la gente reduciría los costos en tanto que los tiempos se pusieran difíciles.
“Corté todas mis proyecciones. Usé la crisis financiera como modelo“, dice Rasgon. “Sin embargo, la demanda fue realmente resistente”.
Las personas que quedaron atrapadas en casa comenzaron a comprar tecnología, y siguieron comprando. Compraron mejores computadoras y pantallas más grandes para poder trabajar de forma remota. Les dieron a sus hijos nuevas computadoras portátiles para el aprendizaje a distancia. Adquirieron televisores 4K, consolas de juegos, espumadores de leche, freidoras y licuadoras de inmersión para hacer la vida en cuarentena más agradable. La pandemia se convirtió en un Black Friday extendido.
A los fabricantes de automóviles el problema les tomó por sorpresa. Durante los confinamientos cerraron sus plantas al tiempo que la demanda colapsaba porque nadie podía acercarse a los puntos de venta. Al mismo tiempo, les dijeron a los proveedores que dejaran de enviar componentes, incluidos los chips que son cada vez más esenciales para los automóviles.
Posteriormente, a fines del año pasado, la demanda comenzó a repuntar. La gente quería salir y no quería usar el transporte público. Los fabricantes de automóviles reabrieron las fábricas y se pusieron manos a la obra con fabricantes de chips como TSMC y Samsung. ¿Su respuesta? Detrás de la línea. No podían fabricar chips lo suficientemente rápido para cubrir las necesidades de sus clientes.
Jordan Wu de Himax se encuentra en medio de la tempestad de la industria tecnológica. En una mañana reciente de marzo, el hombre de 61 años con anteojos acordó reunirse en su oficina de Taipei para discutir la escasez y el por qué es tan difícil de resolver. Wu estaba lo suficientemente ansioso por hablar ya que la entrevista se programó la misma mañana que Bloomberg News la solicitó, con dos miembros de su personal que se unieron en persona y otros dos que lo hicieron vía telefónica.
En 2001, Wu fundó Himax con su hermano Biing-seng, ahora presidente de la empresa. Comenzaron fabricando circuitos integrados de controladores, como se les conoce en la industria, para computadoras portátiles y monitores. En 2006, salieron a bolsa y crecieron con la industria de las computadoras, expandiéndose a teléfonos inteligentes, tabletas y pantallas táctiles. Sus chips ahora se utilizan en decenas de productos, desde teléfonos y televisores hasta automóviles.
El cuello de botella es que estas líneas maduras de fabricación de chips se están agotando. Wu dice que la pandemia generó una demanda tan fuerte que los socios fabricantes no pueden hacer suficientes controladores de pantalla para todos los paneles que van a las computadoras, televisores y consolas de videojuegos, además de todos los nuevos productos en los que las empresas están poniendo pantallas, como refrigeradores, termómetros inteligentes y sistemas de entretenimiento para automóviles.
Wu explicó que Himax no puede hacer más controladores de pantalla ejerciendo más presión sobre su fuerza laboral. La compañía diseña controladores de pantalla y luego los fabrica en una fundición como TSMC o United Microelectronics. Sus chips se fabrican con lo que se llama tecnología de “nodo maduro”, equipo al menos un par de generaciones por detrás de los procesos de vanguardia. Estas máquinas graban líneas en silicio con un ancho de 16 nanómetros o más, en comparación con los cino nanómetros de los chips de alta gama.
Ha habido una restricción particular en los circuitos integrados de controladores para sistemas automotrices porque generalmente se fabrican en obleas de silicio de ocho pulgadas, en lugar de obleas más avanzadas de 12 pulgadas. Sumco, uno de los principales fabricantes de obleas, informó que la capacidad de producción para líneas de equipos de 8 pulgadas fue de aproximadamente cinco mil obleas al mes en 2020, menos que en 2017.
Todo esto ha sido una bendición para el negocio de Himax. Las ventas están aumentando y el precio de sus acciones se ha triplicado desde noviembre.
Sin embargo, el CEO no está celebrando. Su negocio se basa en brindar a los clientes lo que quieren, por lo que su incapacidad para satisfacer sus solicitudes en un momento tan crítico le resulta frustrante. No espera que la crisis, especialmente para los componentes automotrices, termine pronto.
“Todavía no hemos llegado a una posición en la que podamos ver la luz al final del túnel”, indicó Wu.