Al menos cinco refinerías se han vendido en Estados Unidos en los dos últimos años, de acuerdo con la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA).
En 2019 se realizaron tres transacciones; la primera fue en enero cuando Trailstone LP ubicada en Tacoma, Washington, fue vendida a Par Pacific Holdings; mientras que en mayo de ese mismo año, Chevron compró a una refinería a Petrobras en Texas.
Más tarde, en noviembre del 2019, Starlight Relativity Acquisition compró a Calumet Specialty Product Partners, también ubicada en San Antonio, Texas.
Este año, Shell vendió dos refinerías para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en 20 por ciento en una década y a cero antes de 2050.
Cabe recordar que la semana pasada un tribunal holandés ordenó a Royal Dutch Shell que los niveles bajen a 45 por ciento para 2030.
La cuarta operación se dio también la semana pasada, cuando Shell cerró la venta del 50 por ciento de las acciones de la refinería Deer Park en Houston, Texas, a Pemex. Un día después, el 26 de mayo pasado, Shell vendió una refinería de Alabama a Vertex Energy, un refinador especializado de materias primas alternativas con sede en Texas, y comercializador de productos petrolíferos de alta pureza.
“En el 2019 se veían más ventas en el panorama, en 2020 hubo efectos por la destrucción de los márgenes en el negocio de refinación, y este año en particular ya por las políticas ambientales donde los gobiernos y las instituciones financieras están poniendo como presión castigar con mayores costos las emisiones, las ventas se están acelerando”, comentó un analista que pidió no ser citado.
“En el futuro vamos a ver plantas de carbón y refinerías que las clausuran y las conviertan, porque ya hay incentivos económicos para hacerlo y convertirlas en hidrógeno gris o verde. A partir de este año, veremos a Estados Unidos como el líder mundial en términos de inversión en cuanto a la transición energética y la descarbonización”, advirtió.