Arturo Herrera deja hoy su cargo como secretario de Hacienda con un balance positivo, debido a que logró mantener las finanzas públicas estables, a pesar del choque ocasionado por la pandemia.
Sin embargo, quedó a deber al sector empresarial un programa de apoyo contracíclico más agresivo, ante la gravedad de la contracción del PIB, el cual hubiera evitado el cierre de más de un millón de empresas y que 10 millones de mexicanos cayeran en pobreza.
Renzo Merino, responsable de la calificación crediticia para México en Moody’s, expuso que la gestión de Herrera es bien evaluada gracias a que logró evitar que se disparara la deuda y el déficit fiscal, lo que ayudó a conservar las finanzas del país con cierto grado de fortaleza, que mantuvo la confianza de los mercados y permitió al país conservar el grado de inversión en su calificación crediticia.
Carlos González Tabares, director de análisis económico de Monex, coincidió en que el sostenimiento de la salud de las finanzas públicas y del grado de inversión —aunque por ahí se dio una degradación de la duda de Pemex— son dos logros encomiables de Herrera.
“El año pasado nosotros sí estábamos muy preocupados porque justamente viniera una degradación en la calificación”, enfatizó el especialista.
Merino reconoció que el buen resultado en finanzas públicas se debió en parte a que se mantuvo la política de austeridad en el gasto, en el contexto de la pandemia, la cual ya venía implementando con anticipación la administración actual. Esto permitió que las métricas de México no se deterioraran en comparación con América Latina.
Estabilidad, el legado
Enoch Castellanos, presidente de Canacintra, afirmó que por el lado positivo, Herrera mantuvo la estabilidad macroeconómica con un férreo control de las finanzas públicas, pero quedó a deber con un plan de apoyo más amplio de reactivación económica, un programa contracíclico y un plan de ayuda al sector productivo, que evitara el cierre de un millón 10 mil empresas y frenará el desempleo, toda vez que se tiene un déficit de 500 mil plazas.
“Los apoyos del gobierno fueron mínimos, solamente 7 de cada 100 empresas tuvieron algún beneficio; México no llegó más que al 0.7 por ciento del PIB en apoyos fiscales, cuando Chile gastó alrededor de 6 por ciento de su PIB, mientras que Estados Unidos y Alemania gastaron un 16 por ciento”, abundó.
Sobre este tema, González Tabares, dijo que “quizá parte de los cuestionamientos estriban en que faltaron estímulos adicionales para las empresas, y así evitar una caída mayor en el PIB y amortiguar la pérdida de empleos”. Asimismo, dijo que uno de los pendientes que deja Herrera es la reforma fiscal para elevar la recaudación y poder hacer frente a las presiones de gasto del país, para programas sociales y proyectos productivos necesarios para impulsar el crecimiento económico.
Presiones futuras
Renzo Merino advirtió que persisten elementos de preocupación acerca de una futura fragilidad en las finanzas gubernamentales, los cuales se centran en la posibilidad de que la contribución neta de Pemex a las cuentas fiscales futuras vayan reduciéndose al punto de que sean cero o negativas, dependiendo en parte de los precios del petróleo, así como los crecientes gastos en pensiones.
“La calificación que tenemos para México de Baa1 tiene una perspectiva negativa y esto refleja algunos de los desafíos. La baja de inversión en México podría implicar un crecimiento de mediano plazo relativamente bajo, inferior al dos por ciento. Esta es una preocupación que todavía tenemos y que vemos reflejada en la perspectiva negativa”, advirtió.