El Salvador se convirtió este martes en el primer país en adoptar este activo como moneda de curso legal, y para ello lanzó su billetera electrónica Chivo, que viene precargada con 30 dólares en bitcoins.
Pero casi de inmediato hubo problemas: el gobierno tuvo que desconectar la billetera para solucionar problemas técnicos, el bitcoin cayó hasta 17 por ciento en cuestión de minutos, y otros activos criptográficos y acciones relacionadas también se derrumbaron.
La medida de El Salvador es “un truco que obstruirá por completo las transacciones para la mayoría de los tenedores de bitcoin que realmente solo quieren que siga siendo una reserva de valor”, según Carsten Sorensen, investigador de la London School of Economics.
“Cuando los países buscan convertirlo en moneda de curso legal de la noche a la mañana, entonces la red sufrirá fácilmente, ya que ya hay problemas con el tipo de operación”, agrega.
Si bien el gobierno dice que está realizando pruebas para que la billetera esté disponible para su descarga más tarde, el pedregoso lanzamiento no es un buen augurio para la adopción más amplia del bitcoin y otras criptomonedas. Después de todo, se suponía que el experimento de El Salvador sería la prueba más grande del activo digital en sus 12 años de historia.
Una campaña de usuarios en redes sociales para comprar 30 dólares en bitcoin en masa para conmemorar la ocasión parece haber hecho poco para apuntalar el precio.
Las personas en la violenta y empobrecida nación centroamericana quizá obtuvieron 30 dólares en bitcoins, pero ahora están viendo cómo el valor del activo moneda se redujo en casi una quinta parte en un abrir y cerrar de ojos.
Eso muestra cómo la enorme volatilidad de la criptomoneda sigue siendo un obstáculo importante para usarla en transacciones de bienes del mundo real.
Las monedas establecidas como el dólar estadounidense, a pesar de todas sus críticas y desventajas, todavía ofrecen una estabilidad relativa en comparación con el bitcoin.
“La noción de cualquier tipo de ‘privatización’ del dinero claramente ha causado una profunda preocupación en los bancos centrales”, dice Sorensen.