A partir del 2023, México regresará a sus niveles históricos de crecimiento de 2.5 por ciento, proyecta la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), luego de que el rebote estimado para este 2021 lo acortó a 5.9 por ciento desde 6.3 por ciento previsto tres meses antes y para 2022 anticipa un repunte de 3.3 por ciento en lugar de 3.4 por ciento, debido a incertidumbres sobre la inflación y el resurgimiento de contagios de COVID-19 que podrán impactar la evolución de la recuperación.
“Si las infecciones aumentan significativamente, sería necesario restablecer las medidas de contención, lo que obstaculizaría la actividad económica”, alertó el organismo en sus Perspectivas Económicas publicadas este miércoles desde París.
La sombra de la inflación permanece sobre el escenario económico, si bien se anticipa un retroceso luego de alcanzar su pico máximo en 2021, las perspectivas aún son inciertas y en caso de persistir las presiones sobre los precios al consumidor final, el banco central deberá de seguir elevando sus tasas de interés lo que sería un obstáculo para la recuperación del consumo doméstico, advirtió el organismo en su reporte sobre México.
“Las perspectivas de inflación siguen siendo muy inciertas y están sujetas a riesgos. La inflación puede ser más alta durante más tiempo de lo previsto, erosionando el poder adquisitivo, en particular de los hogares vulnerables, y requiriendo un endurecimiento de la política monetaria mayor de lo proyectado lo que debilitaría la recuperación”, advirtió
La inflación terminará 2021 en 5.6 por ciento, bajará a 4.4 por ciento en 2022 y regresará a niveles de 3 por ciento en 2023 con una tasa de 3.3 por ciento, según las proyecciones de la OCDE y ante ese escenario, la política monetaria debería endurecerse más gradualmente si la inflación no converge hacia la meta oficial del 3 por ciento.
La alta integración de México en las cadenas de valor globales, hacen que la inflación global y las interrupciones en los costos de la cadena de suministro ejerzan una presión significativa tanto sobre la inflación general como sobre la subyacente, además de que, a nivel interno, la recuperación de la demanda de algunos servicios y presiones al alza sobre algunos precios de alimentos y energía, están alimentando la inflación.
“Si la recuperación se tambalea o la pandemia resurge, el gasto en protección social y la inversión pública debería aumentar aún más y retrasar la reducción gradual planificada del déficit fiscal”, consideró el organismo al estimar que el déficit presupuestario aumente al 3.4 por ciento del PIB en 2021 desde el 2.9 por ciento en 2020, permanezca prácticamente sin cambios en 2022 y disminuya a partir de entonces.
Las tasas de interés de Banco de México se han incrementado en el año y se estima cierren 2021 en 5.25 por ciento.
“Si continúan las presiones sobre los precios y la inflación no converge gradualmente hacia la meta del 3 por ciento se justificarían aumentos adicionales de las tasas de interés”, señala.
Reiniciar la inversión y aumentar la productividad son prioridades clave
Ampliar el acceso a los servicios financieros, fomentando la competencia en los mercados financieros y acelerando la ejecución legal de los contratos, permitiría a las pequeñas y medianas empresas invertir más, crecer y aumentar la productividad, factor clave para la recuperación sostenida de México, señaló la OCDE.
“Mejorar las regulaciones comerciales a nivel subnacional, al reducir las cargas administrativas y los costos monetarios para iniciar y formalizar empresas, ayudaría a aumentar la inversión privada y la creación de empleo formal”, recomendó en su informe, así como mejorar el acceso y la calidad del cuidado infantil aumentaría la participación femenina en el mercado laboral y reduciría las desigualdades educativas y la asignación de más recursos a la educación primaria mitigaría los efectos adversos de la pandemia en los resultados educativos y el crecimiento a largo plazo.
Con el compromiso del gobierno de mantener la sostenibilidad de la deuda, se espera que la proporción de deuda pública sobre PIB se estabilice en torno al 51 por ciento y ante la baja participación de los ingresos tributarios en la economía mexicana, habrá que mejorar esa fuente de ingresos para responder a las crecientes necesidades de gasto en educación, salud o protección social, mientras se mantiene el compromiso con la sostenibilidad de la deuda.
“Esto podría lograrse ampliando las bases impositivas, eliminando gradualmente las exenciones ineficientes y regresivas y fortaleciendo el impuesto a la propiedad, una vez que la recuperación esté bien establecida”, señaló.