Entre los principales riesgos que enfrentará la economía mexicana en el presente año es que se registre un crecimiento económico menor al previsto, lo que podría deteriorar las finanzas públicas, y esto a la postre ocasionaría una degradación en la calificación crediticia del país, advirtieron analistas.
James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco, estimó que un riesgo es que no se consiga la meta de crecer por encima de 4 por ciento, la cual es una proyección factible, pero optimista, comparada con el consenso de analistas que prevén un avance por debajo de 3 por ciento, y en ese sentido, parece por lo menos difícil alcanzar el objetivo.
Explicó que entre los inconvenientes de no alcanzar la meta de crecimiento estriba en que los planes presupuestados en la parte de ingresos no necesariamente se cumplirían, y ello terminaría afectando algunas de las métricas en las finanzas públicas, como el déficit primario o el balance del sector público, y al final los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP).
Añadió entre los principales riesgos que enfrentará la economía también están la elevada inflación, un endurecimiento monetario mayor al anticipado, el tema de la pandemia y recientemente el avance de ómicron, y que la economía de Estados Unidos pierda un poco de fuerza en su recuperación, porque se están disipando algunos de los efectos de los apoyos fiscales.
Janneth Quiroz, subdirectora de análisis de Monex, coincidió en que el reto más importante para México en materia macroeconómica en 2022 es que el Producto Interno Bruto (PIB) alcance el objetivo de crecimiento, ya que el mayor dinamismo está muy relacionado con las finanzas públicas. “Los ingresos que se obtienen por parte del gobierno están fuertemente relacionados con el desempeño de la economía, tanto local como externa”, recalcó.
Riesgo de degradación
Sobre el riesgo de que México sufra alguna degradación crediticia, Quiroz expuso que la amenaza existe, considerando que la perspectiva de la calificación se mantiene negativa y esto dependerá del manejo de las finanzas públicas.
“Hasta el momento, este temor se había visto exacerbado en 2021, pero no ocurrió y consideramos que para 2022 las probabilidades han disminuido, ya que en la medida en que ha mejorado la pandemia y la perspectiva sobre ella, también ha mejorado la posibilidad de que la economía mexicana mantenga su recuperación gradual”, recalcó.
Salazar coincidió en que existe el riesgo de una degradación en la nota soberana. “Hay un riesgo de que se degrade la calificación crediticia del país, las agencias calificadoras le han dado el beneficio de la duda al país, la mayoría tiene al país con una perspectiva que pudiera implicar algún ajuste en la calificación”, advirtió.
Afirmó que sí hay el riesgo de que se pueda perder el grado de inversión, por lo menos de parte de una agencia calificadora. “Lo que han estado pidiendo las calificadoras es una reforma fiscal, que si bien las métricas que seguimos observando sobre todo en la parte de deuda pública, están mejor posicionadas que otros países similares a México, no se vislumbra un plan factible, sobre todo por el tema de los huecos que siguen generando asuntos como Pemex; el riesgo existe aunque no se considera como el escenario más probable”, recalcó.
Depreciación cambiaria
La expectativa del tipo de cambio para este año es de una depreciación, y que cierre en alrededor de 22 pesos por dólar, anticipó Salazar.
“Afortunadamente en la deuda del gobierno se ha hecho una reestructura interesante, más cargado a la deuda interna, lo cual aísla de estos efectos del tipo de cambio, además gran parte está a tasa fija, pero el costo financiero por lo que se viene acarreando de años anteriores sí está sujeto a volatilidad cambiaria”, subrayó. “Entonces, seguramente veríamos presiones por el lado del costo financiero con la depreciación cambiaria”, abundó.
Señaló que adicionalmente está el tema de las tasas de interés, ya que la expectativa es que sea un año de alza en la mayoría de los países, en México, Estados Unidos, en Asia y en Europa, y quizás podría ocurrir a finales de año, lo que elevaría el costo financiero de la deuda.