Ante los incrementos de precios del petróleo por la guerra entre Ucrania y Rusia, el Gobierno de México se vio en la necesidad de implementar diversos estímulos para tratar de mantener estables los precios de los combustibles. Sin embargo, estos subsidios representan importantes esfuerzos fiscales para la Hacienda Pública.
Si el precio del petróleo a nivel internacional se estacionara en 120 dólares por barril (actualmente la mezcla mexicana está en 110 dólares), sin que hubiera incrementos en los precios de la gasolina, el costo fiscal para el país sería equivalente a 2.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), señaló Rafael de la Fuente, economista en Jefe para UBS Latinoamérica.
Sin embargo, el impacto fiscal podría ser menor si el Gobierno permitiera un incremento de 15 por ciento en los precios de las gasolinas, por lo que el ‘golpe’ al PIB sería únicamente de 1.6 por ciento.
“Durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, los precios de la gasolina han aumentado 10 por ciento menos que la inflación general, por lo que hay espacio para un incremento mayor sin que esto implique romper la promesa de que los precios de la gasolina no incrementen en términos reales”, comentó.
Además, el especialista de UBS señaló que si el Gobierno decide dejar que los precios de las gasolinas se eleven de manera gradual, se evitaría la percepción de un ‘gasolinazo’ y el impacto fiscal para el país sería menor.
El estudio de UBS toma en cuenta diversos escenarios, por ejemplo, si los precios de las gasolinas se encuentran en los niveles de febrero, con un precio de referencia del WTI en 100 dólares, el impacto fiscal equivaldría a 1.4 puntos del PIB, mientras que con un precio de 180 dólares el costo fiscal ascendería a 4.2 puntos.
En estos dos ejemplos, se observa un menor golpe si el Gobierno permite un incremento de 15 por ciento en los precios de las gasolinas, ya que con un barril de 100 dólares el impacto al PIB sería de 0.9 por ciento mientras que con un barril de 180 dólares la cifra sería de 3.6 por ciento.
“Cuánto más dispuesto esté el gobierno a que aumenten los precios de las gasolinas, menos tendrá que subsidiar ese precio”, enfatizó el estudio.
A pesar de los altos costos que representan los subsidios a los combustibles, el impacto neto sería positivo para el país, ya que las arcas públicas se terminarían beneficiando de los precios altos del petróleo.
Sin embargo, Rafael de la Fuente considera que los recursos para subsidiar la gasolina podrían tener un mejor uso.
“Si bien los ‘gasolinazos’ han sido asociados con el malestar social, en México los subsidios a las gasolinas son intrínsecamente regresivos y benefician a la población con mayores ingresos. En este sentido, UBS cree que el contexto de alzas en los precios globales de los granos puede suponer un mayor reto social y fiscal para el Gobierno que los incrementos en combustibles, dado que el consumo de alimentos está fuertemente sesgado hacia los hogares más pobres”, subrayó el especialista.