La baja penetración financiera en la economía nacional, “exige acciones de política monetaria más contundentes en comparación con otros países”. Sin embargo, esto no significa que con los datos disponibles al momento, se esté pensando en elevar la tasa terminal del Banco de México hasta niveles de 12 por ciento, afirmó Jonathan Heath.
En entrevista con El Financiero, el subgobernador del banco central respondió, por otro lado, que tampoco esperaría que la tasa de interés se ubique por debajo del 10 por ciento al cierre del año.
“En mi opinión muy personal y en función de los datos disponibles al día de hoy, no veo que la tasa terminal llegue hasta 12 por ciento, sino más bien estimo que se ubicará en un rango de 11.25 a 11.75 por ciento. Sin embargo, es sumamente importante recalcar que esto está en función de los datos disponibles, es decir, si los indicadores más relevantes señalan cifras diferentes a los que anticipamos, la tasa terminal pudiera ser distinta a lo que ahora esperamos”, puntualizó.
El funcionario consideró que la tasa de referencia ya se está acercando a su nivel terminal, pero señaló que lo importante ahora ya no es tratar de anticipar su nivel ni cuándo se llegará a ella, sino determinar cuánto tiempo estará en ese nivel antes de poder iniciar un ciclo de bajas, ya que esto dependerá de cuánto tiempo tarda la inflación en converger hasta su objetivo de largo plazo de 3 por ciento.
‘Rezago’ del efecto de aumentos a la tasa
Heath expuso que debido a que México tiene una menor profundidad financiera y por ende, una menor penetración financiera, no solo comparado con países avanzados sino también con países emergentes, los canales de transmisión de la política monetaria que operan vía el sistema financiero van a ser menos eficientes.
“Por lo mismo, el canal de transmisión de las expectativas se vuelve mucho más importante y exige acciones de política monetaria más contundentes en comparación a otros países”, dijo.
Detalló que estudios del FMI, y otros organismos muestran que este canal es sumamente importante y efectivo. Sin embargo, se tiene que tomar en cuenta que la política monetaria surte efecto con rezagos, que pueden ser de seis hasta alrededor de 24 meses para que surtan su efecto total.
Estimó que al cierre de este año el índice de inflación general y el subyacente finalizarían ligeramente por debajo de 5 por ciento.
Motores del ‘superpeso’
Acerca de la fortaleza del peso, el subgobernador dijo que se debe a dos conjuntos de factores: unos estructurales y otro coyunturales.
El primer conjunto tiene que ver con cambios en el uso y fuentes de las divisas. Explicó que el país tiene un flujo anual de casi 60 mil millones de dólares de remesas; un superávit turístico mayor; entradas de inversión extranjera directa relacionadas con el nearshoring; una disminución muy significativa de la tenencia extranjera de deuda pública, y la sustitución de exportaciones netas de petróleo a un superávit automotriz.
También habría que agregar que el peso es de las monedas de mayor transacción dentro de los países emergentes, lo que le da una profundidad significativa a la moneda.
El segundo conjunto consiste de factores coyunturales, empezando con la debilidad del dólar americano, que se ha reflejado en la fortaleza de la mayoría de las monedas emergentes.
También influye la posición fiscal relativamente conservadora de México respecto a muchos otros países y la percepción de mayor fortaleza con los países que se compara constantemente. “Por último, podríamos señalar el diferencial de tasas que tenemos con Estados Unidos. Sin embargo, existen muchos países (como Brasil) que tienen un diferencial todavía mucho mayor”.