La construcción avanzó 3.6 por ciento en el segundo trimestre, con respecto al trimestre previo, y este fue su mayor avance desde el 2020, impulsada por las obras de ingeniería civil, que repuntaron 31.8 por ciento, un avance histórico que permitió amortiguar un menor dinamismo en las manufacturas.
Con ello, la construcción fue el principal motor de la industria, que avanzó 1.0 por ciento en el segundo trimestre, mientras que la manufactura creció 0.6 por ciento.
Según los datos del INEGI, sólo en junio la construcción de obras de ingeniería civil se disparó 69.8 por ciento a tasa anual, su mayor expansión desde 1994. Su repunte se explica por el desarrollo de las obras del gobierno federal en materia de infraestructura y por el nearshoring.
“Creemos que son las obras de infraestructura de este gobierno lo que está impulsando la inversión fija bruta y la actividad industrial, por eso es un rebote tan grande y por eso es por lo que en el caso de la inversión fija bruta se encuentra en niveles máximos históricos”, dijo la directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller.
El subdirector de análisis económico de CIBanco, James Salazar, señaló que los datos de la construcción fueron una sorpresa positiva, aunque quizá sesgados por el tema de las obras de la presente administración.
“Hay que recordar que la construcción tiene efectos multiplicadores y puede estar vinculado a 40 ramas de la actividad económica; es muy relevante que este sector empiece a repuntar”, dijo Salazar a El Financiero Bloomberg.
El economista en jefe de Rankia Latinoamérica, Humberto Calzada, añadió que el sector construcción es procíclico y uno de los sectores mayor correlacionados al crecimiento económico. “Este comportamiento que observamos es signo de una perspectiva positiva sobre la economía mexicana, los inversionistas en este sector tienen confianza en el país, existen catalizadores que han impulsado, uno de ellos es el nearshoring, que ha atraído mayor inversión en los distintos ramos”.
Manufactura se desacelera
Los datos del INEGI revelan que en la industria manufacturera el crecimiento fue de 0.6 por ciento en el segundo trimestre del año.
A pesar del avance mostrado, en Banorte prevén que los retos para la demanda externa, que incluyen cierto estancamiento en la industria estadounidense y el aumento de los costos de energía, impactarán en la manufactura local. Destacaron que de los 21 sectores que forman parte de la manufactura, 13 reportaron caídas trimestrales.
“Si bien las condiciones domésticas probablemente se mantendrán favorables –beneficiando a la construcción–, los retos para la demanda externa, incluyendo cierto estancamiento en la industria en EU y el aumento de los costos de energía, podrían impactar la manufactura local”, destacaron los especialistas de Banorte.
En los otros sectores que forman parte de la actividad industrial se observó una desaceleración. En la minería el crecimiento del segundo trimestre fue de 0.5 por ciento y en la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, agua y gas, de 0.6 por ciento, desde 2.6 y 2.0 por ciento, respectivamente.
Crecimiento limitado
Frente a este panorama en el que la construcción luce como un soporte para la actividad económica nacional y la manufactura que podría verse mermada por la demanda externa, desde Ve por Más estiman que la desaceleración en el consumo interno de bienes y en las exportaciones limitarán el crecimiento de la industria en lo que resta del año, especialmente por la manufactura”.
Calzada Díaz añadió que entre los factores que pueden jugar en contra de la actividad industrial destaca un menor dinamismo en la economía mundial, principalmente en Estados Unidos, ante los efectos del endurecimiento de las condiciones financieras que inició el año pasado con las subidas de tasas de interés.