El Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró sus perspectivas del país al esperar un alza del PIB de 2.1 por ciento en 2024, seguido del alza de 3.2 por ciento en 2023, 0.6 puntos arriba de lo previsto en julio en ambos casos.
Esto, debido a “un robusto consumo interno y mayor inversión con notable fuerza en el sector servicios, construcción y producción de autos”, según el organismo.
Sin embargo, advirtió sobre las dificultades que el próximo Gobierno de México enfrentará para retomar la consolidación fiscal, luego del elevado déficit que se planea para el gasto del 2024.
“La próxima administración enfrentará duras opciones para adherirse a la senda fiscal prevista a mediano plazo. Se pronostica una gran consolidación fiscal para 2025, que ejercerá un lastre significativo sobre el crecimiento, revirtiendo el impulso esperado para 2024″, advirtió en la evaluación realizada por el equipo del Artículo IV.
La institución remarcó que serán necesarias medidas para aumentar los ingresos tributarios como eliminar la tasa de cero IVA o ampliar el impuesto a la renta personal.
Las presiones presupuestarias derivadas de la disminución de los ingresos se ven agravadas por un aumento del gasto corriente en 2024 en salarios, pensiones y gasto social, y un mayor gasto anticipado para completar proyectos emblemáticos de inversión.
“El aumento esperado del déficit al 5.4 por ciento del PIB aumentará la demanda en un momento en que la economía está operando por encima de su potencial y la inflación aún no ha regresado a la meta del Banco de México”, apuntó.
El FMI alertó que esto podría conducir a una trayectoria más alta para las tasas de interés y una caída más lenta de la inflación.
”Una postura fiscal más estricta sería más consistente con los esfuerzos de Banxico para llevar la inflación nuevamente a su objetivo”, recomendó al estimar que el objetivo de Banco de México para la inflación se logrará en 2025.
Para Hector Villarreal, profesor investigador del Tecnológico de Monterrey, al ser 2024 un año electoral, marca cierta tesitura sobre la asignación del gasto.
“Yo creo que se estaría pensando en una especie de reforma fiscal, pero más que reforma fiscal, una consolidación fiscal. Lo que pasa es que hay varias maneras de hacerlo y creo que es parte de lo que ya se está trabajando”, dijo.
Próximo Gobierno tendrá que ser más ‘duro’ con los impuestos
El organismo considera que la próxima administración deberá poner en marcha medidas fiscales sustanciales de alrededor de 2.5 por ciento del PIB, en su mayoría relacionadas con el aumento de los ingresos no petroleros y podrían incluir eliminar la tasa cero del IVA y racionalizar las exenciones; ampliar el impuesto a la renta personal; y aumentar los impuestos a la propiedad.
“Me parece que el FMI considera inminente que la nueva administración haga una reforma fiscal para elevar los ingresos no petroleros. Lo ve como algo impostergable”, señaló Mariana Campos, directora de México Evalúa.
Sin embargo, en esta administración lo han considerado, el propio Poder Ejecutivo también reconoce en el Paquete Económico 2024 la necesidad de hacer un ajuste fiscal en 2025 por 3 puntos del PIB.
“Solo que el Ejecutivo lo pone a la baja, es decir, como recorte de gasto, pero quizás prefiere ponerlo así porque ya estamos en temporada electoral”, agregó.
Reformas necesarias
Al identificar un robusto consumo interno y mayor inversión principalmente fuerte en el sector servicios, construcción y producción de autos, los pronósticos del FMI para el PIB de México mejoraron para este y el siguiente año, no obstante, se requieren reformas para materializar las oportunidades del nearshoring.
La proximidad de México y sus profundos vínculos comerciales con Estados Unidos lo convierten en un lugar clave para la “localización cercana” de la producción para el mercado estadounidense, señaló.
“Para capitalizar este potencial y competir con otros lugares de producción será necesario abordar los desafíos estructurales de México, y al mismo tiempo seguir aplicando políticas macroeconómicas prudentes. Esto requerirá una inversión pública mayor y mejor focalizada, una mejor gobernanza, un mayor acceso a fuentes nacionales de financiamiento, una mayor participación femenina en la fuerza laboral y un giro del consumo hacia fuentes de energía más limpias”, precisó.