La calificadora Moody’s bajó de ‘golpe’ dos escalones la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) al pasar de B1 a B3 con perspectiva negativa, derivado al deterioro de su calidad crediticia.
“La baja a B3 incorpora el deterioro de la calidad crediticia intrínseca de PEMEX, así como la revisión del supuesto de Moody’s con respecto al apoyo que recibe la compañía del gobierno, el cual pasó a alto desde muy alto”, explicó la calificadora en una alerta.
La calificación B3 es considerada como Altamente Especulativa. Y esto dejaría a Pemex a solo un escalón de ser considerada Riesgo Sustancial de incumplimiento (donde se ubican las calificaciones Caa1, Caa2 y Caa3).
Cabe recordar que la última revisión que había realizado Moody’s a la calificación de Pemex se remonta al 11 de julio de 2022, cuando pasó de Ba3 con perspectiva negativa a B1 con perspectiva estable.
En retrospectiva, la actual administración recibió a la petrolera con una calificación de Baa3, lo que significa que en cinco años ha disminuido seis calificaciones en la escala global de Moody’s.
El cambio consideró los supuestos de Moody’s sobre una probable modificación de la voluntad de respaldar el pago de servicio de la deuda completo en los siguientes años, en vista de las necesidades de efectivo incrementales de Pemex y las proyecciones de Moody’s de un mayor deterioro de las condiciones fiscales del gobierno en 2024.
“Este deterioro se debe a un aumento considerable del déficit, impulsado por el gasto social, costos de endeudamiento persistentemente altos y gastos elevados en proyectos emblemáticos”, agregó la calificadora.
Moody’s prevé que el costo de cualquier apoyo brindado por el próximo gobierno, que se espera en 2024-25, probablemente será mayor.
La baja también incorpora el riesgo de que la compañía podría realizar una transacción como un intercambio de deuda, una recompra o cualquier otra transacción que pudiera reducir la deuda a través de un importante descuento de par o cualquier otro cambio que Moody’s pudiera considerar como canje de deuda forzoso, lo cual se considera incumplimiento de pago bajo la definición de Moody’s.
La perspectiva negativa de la calificación refleja, principalmente, la expectativa de Moody’s de que, a menos que se lleve a cabo una reforma estructural en su estrategia de negocio, los indicadores crediticios y la generación de flujo de efectivo de Pemex sufrirán un mayor deterioro en los próximos tres años, y esto aumentará la necesidad de apoyo.
Además, la perspectiva negativa también contempla la posibilidad de un canje de deuda forzoso en los siguientes años dado que una parte importante de la deuda de Pemex está cotizando bajo par con un descuento importante.
Por otra parte, la calificadora también bajó la evaluación del riesgo crediticio base de Pemex a ca desde caa3.
Esta disminución refleja las necesidades de liquidez incrementales de PEMEX debido a mayores requerimientos de capital, un mayor costo de capital y a los elevados vencimientos de deuda que enfrentará en los siguientes 2 a 3 años.
Moody’s anticipó que Pemex tendrá una mayor dependencia del financiamiento externo para contrarrestar su flujo de efectivo libre negativo, influenciado por múltiples factores.
Esto podría ayudar o perjudicar a Pemex hacia el futuro
Aunque según la calificadora, es un escenario poco probable, la calificación de Pemex podría elevarse si la compañía establece una estructura de capital más sostenible con evidencia de recuperación del desempeño operativo y la generación de flujo de efectivo.
“Además, un plan convincente para abordar los desafíos de gobierno corporativo también respaldaría un cambio de perspectiva a estable”, indicó.
Sin embargo, podría haber más disminuciones si aumenta la certeza de una reestructuración de la deuda en caso de un canje forzoso, de modo que las estimaciones de Moody’s sobre la pérdida esperada para los acreedores de la compañía superaran las indicadas en la calificación de la familia corporativa (CFR, por sus siglas en inglés) de B3.
“A pesar de que el horizonte en el que podrían materializarse estos supuestos es incierto, Moody’s podría concluir que estos riesgos se materializarán en un período de 12 a 18 meses, en el cual se evaluarán las consecuencias crediticias de estas condiciones”, puntualizó.
Además, cabe recordar que debido a que las calificaciones de Pemex dependen en gran medida del apoyo del Gobierno de México, una modificación en la calificación soberana del país podría llevar a una rebaja de las calificaciones de Pemex.