Las compañías en México están bien posicionadas para enfrentar eventuales cambios en la política económica y regulatoria como resultado de las próximas elecciones presidenciales, aseguró Fitch Ratings.
A través de un análisis, aclaró que el universo de empresas que califica tienen estructuras de capital y finanzas saludables respaldadas por un apalancamiento de bajo a moderado, con suficiente liquidez para abordar los próximos muros de vencimiento y el riesgo de refinanciamiento.
“Este posicionamiento financiero refleja la reducción de gastos tras las perturbaciones provocadas por Covid-19 en los últimos años y el conservadurismo financiero en anticipación de las elecciones”, resaltó la calificadora.
Ahondó que en las elecciones del próximo 2 de junio se elegirá un nuevo presidente y miembros del Congreso. Al respecto, la dirección de las políticas basadas en los resultados electorales afectará a ciertos sectores, potencialmente remodelará el entorno empresarial de manera más amplia e influirá en la confianza de los inversionistas.
Puntualmente, Fitch profundizó que una victoria presidencial de Claudia Sheinbaum continuaría con las políticas actuales; mientras que de triunfar la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, favorecerá una menor interferencia estatal, particularmente en el sector energético.
“El entorno para la generación de petróleo, gas y electricidad podría ser más favorable bajo la plataforma de Gálvez, (ya que) aboga por una mayor inversión privada en estos sectores, así como por modificar la regulación actual para reabrir el sector minero”.
Si bien ambos candidatas apoyan acelerar la transición energética, el enfoque más conservador de Sheinbaum hacia los inversores privados podría limitar el potencial de crecimiento del sector, aseveró.
Finalmente, reiteró que ambas candidatas apoyan mantener políticas fiscales y monetarias prudentes y continuar con el gasto gubernamental en programas sociales, lo que es de neutral a positivo para sectores como el comercio minorista, los alimentos y bebidas y la construcción de viviendas.
Así, Fitch no prevé reformas fiscales significativas al comienzo del mandato de la nueva administración, que serán favorables para las empresas. Sin embargo, una preocupación más inmediata son los desafíos asociados con la estabilización y el posible aumento de la producción de Pemex y el abordaje de las sustanciales obligaciones de deuda financiera de la compañía petrolera estatal.