Uno de los resultados de la Convención Nacional Demócrata es el creciente rumor sobre quiénes podrían ser elegidos para los puestos más altos del gabinete. Los líderes empresariales buscan garantías en estos posibles candidatos, señales de que Kamala Harris no será tan dura con las corporaciones estadounidenses como sugirió su campaña en sus primeros días.
En conversaciones con algunos donantes destacados de Chicago y asesores de Wall Street de la campaña de Harris, hay algunos nombres que parecen ofrecer más consuelo que otros.
La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, y Penny Pritzker, la multimillonaria heredera de la familia detrás de Hyatt Hotels, son vistas como posibles opciones proempresariales para la Secretaría del Tesoro en una administración Harris.
Brian Deese y Wally Adeyemo trabajaron en BlackRock antes de incorporarse al gobierno de Biden, y también figuran entre los nombres que se barajan para ver si logran capturar la imaginación de los partidarios.
Para secretario de Comercio, resulta atractivo el currículo del exdirector ejecutivo de American Express, Ken Chenault. Actualmente, presidente de la firma de capital de riesgo General Catalyst, Chenault ocupó un puesto sénior en la Business Roundtable, un grupo de defensa clave para las grandes industrias, y ha sido miembro de la junta directiva de varias empresas de Fortune 500.
Los líderes empresariales también están interesados en el director ejecutivo de Centerview Partner, Blair Effron, un destacado banquero de inversiones que ha sido un donante clave en la campaña de Harris en 2020.
En lo que respecta a la política climática y energética, Tom Steyer, un inversionista multimillonario que buscó la nominación demócrata a la presidencia en 2020, podría desempeñar un papel clave.
En la Convención Nacional Demócrata, los líderes de Wall Street se encontraban entre los partidarios destacados de Harris. Chenault y Tom Nides, un alto funcionario del gigante del capital privado Blackstone Inc. que anteriormente trabajó en la administración Biden, y Ray McGuire, el presidente de Lazard y un banquero de inversiones de larga data, estuvieron presentes. La esposa de McGuire, Crystal McCrary McGuire, es una partidaria de Harris desde hace mucho tiempo.
Como vicepresidenta, Harris ha “pasado más tiempo del que la gente cree reuniéndose con empresas, el sector privado y directores ejecutivos”, dijo Charles Myers, fundador de la firma de asesoría Signum Global y uno de los principales recaudadores de fondos demócratas. “Ahora que ella es la candidata, la gente se da cuenta de que la conoce un poco mejor, y les gusta”.
La “estrategia de encanto” de Harris la ha llevado por todo el mundo empresarial, reuniéndose con directivos de empresas como JPMorgan, CVS y Visa. Sin embargo, algunas de las primeras comunicaciones de Harris han apuntado a algunas políticas realmente duras. Los economistas, incluso los que han formado parte de gobiernos demócratas, se han mostrado críticos con su propuesta de prohibir los precios abusivos en los supermercados.
Wall Street también se muestra cauteloso de los límites a los alquileres propuestos por la administración Biden, una política que tendría graves repercusiones en la economía de la vivienda en Estados Unidos. No está claro cómo se desarrollaría esto exactamente en una Casa Blanca de Harris. La vicepresidenta ha prometido aumentar enérgicamente la oferta de viviendas, lo que supondría un gran beneficio para las empresas que financian su construcción y compra.
Los partidarios de Harris no son ingenuos sobre lo que una victoria demócrata significaría para los impuestos. Los recortes aprobados durante el mandato de Donald Trump expiran a finales del próximo año. “No creo que sea poco realista hablar de aumentar las tasas”, dijo en Bloomberg Television, Alan Patricof, un veterano capitalista de riesgo y donante demócrata que ahora dirige Primetime Partners. “Estoy en un tramo impositivo alto, no puedo negarlo, pero creo que tiene que haber más igualdad de ingresos en este país”.
Un gobierno de Harris también podría resucitar una conversación sobre la imposición de los intereses transferidos, junto con impuestos más altos sobre las ganancias de capital. Varios ejecutivos financieros —que tienden a ser conservadores en materia fiscal— creen que los créditos fiscales por hijos o por vivienda podrían estimular la inflación, socavando los tímidos avances logrados en ese frente.
Pero en última instancia, muy pocos de estos mismos críticos creen que sus políticas más temidas puedan ser aprobadas en un Congreso dividido. Un destacado donante de Trump dijo que cada vez está más impresionado con Harris y que desearía que Trump promocionara más agresivamente sus propias políticas económicas.
¿El lado positivo para las grandes empresas? “Cada vez hay más conciencia de que ella es mucho más proempresarial y centrista que lo que la gente pensaba que era en el pasado, cuando se le consideraba una progresista de California”, dice Myers. “En Wall Street o en los servicios financieros, al final, siempre quieren respaldar al ganador. Y estamos empezando a ver gente que cambia de bando y firma cheques bastante grandes”.