Los mexicanos sabemos que la desgracia de unos es la fortuna de otros y eso aplica también en la economía. La depreciación del tipo de cambio del peso frente al dólar, un fenómeno que tradicionalmente genera incertidumbre, podría traer beneficios para México en 2025, explica Enrique Quintana en su columna ‘Los remanentes del Banxico vendrán al rescate’ que se publica este lunes 2 de diciembre.
Uno de los efectos de la devaluación del peso frente al dólar podría reflejarse en las reservas internacionales, lo que abre una ventana de oportunidad para fortalecer las finanzas públicas del país.
De acuerdo con Enrique Quintana, vicepresidente y Director General Editorial de El Financiero, la clave de un posible beneficio en las finanzas públicas radica en los remanentes de operación del Banco de México, recursos que se generan cuando la depreciación de la moneda incrementa el valor en pesos de las reservas internacionales.
Por ley, esos remanentes se destinan mayoritariamente a la amortización de la deuda pública, mientras que el 30 por ciento restante se enfoca en reforzar el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios o en incrementar los activos financieros del gobierno.
¿Cómo se han comportado los remanentes del Banxico en años recientes?
En los últimos años, no ha habido remanentes significativos. Esto se debe principalmente a la fortaleza del peso frente al dólar. Sin embargo, el cierre de 2024 apunta hacia un escenario opuesto.
Quintana explica que el tipo de cambio pasó de 16.97 pesos por dólar al cierre de 2023 a 20.37 pesos a finales de noviembre pasado. Este cambio, combinado con el crecimiento de las reservas internacionales de 212 mil 761 millones de dólares a 225 mil 828 millones, se traduce en un aumento en los remanente del Banco de México (Banxico).
Para Quintana, estos recursos no solo representan un alivio fiscal, sino también un catalizador para mejorar la percepción de las finanzas públicas por parte de inversionistas y agencias calificadoras. Al destinarse una proporción considerable a la reducción de la deuda, se proyecta una imagen de responsabilidad financiera que puede traducirse en mejores condiciones de acceso al crédito y estabilidad macroeconómica.
Quintana pone un ejemplo en su columna de este lunes. Si los remanentes alcanzan los 500 mil millones de pesos, el 70 por ciento de esa cantidad, equivalente a 350 mil millones, se aplicaría directamente a reducir la deuda, lo que disminuye la carga financiera del gobierno y genera confianza en los mercados internacionales.
A pesar de su relevancia, Enrique Quintana advierte que los remanentes no deben interpretarse como una solución mágica. Si bien pueden brindar un margen de maniobra, su impacto es limitado en contextos de recesión económica profunda. Sin embargo, en un escenario de crecimiento económico modesto, estos recursos podrían marcar la diferencia entre la estabilidad y una crisis fiscal.
En palabras de Quintana, contar con estos remanentes en 2025 no resolverá todos los desafíos económicos de México, pero sí ofrecerá un auxilio inestimable para mantener la estabilidad financiera. Este escenario subraya la importancia de un manejo prudente de los recursos y la disciplina fiscal como pilares para enfrentar un entorno económico incierto.
Aunque la depreciación del peso frente al dólar pueda parecer negativa a primera vista, su impacto en las reservas internacionales y, por ende, en los remanentes del Banco de México, puede convertirse en una herramienta crucial para reforzar la economía del país y protegerla de futuras turbulencias financieras.