CIUDAD DE MÉXICO.- Desde principios de 2014 comenzó a acelerarse el dinero en circulación en el país al mismo tiempo que se deprimieron las compras con tarjetas de crédito y comenzó a declinar su uso. Esto, ante el temor de los consumidores a ser fiscalizados por las autoridades mediante el uso de este instrumento.
En marzo de este año el monto de los billetes y monedas en poder del público sumó 933 mil millones de pesos y aumentó 17.8 por ciento anual, de acuerdo con datos del Banco de México. Este fue su mayor crecimiento desde el 2000 y además está muy por arriba del ritmo de expansión de la economía, de 2.3 por ciento en los primeros dos meses del presente año.
En contraste, el financiamiento en tarjetas de crédito cayó 1.6 por ciento en marzo, con lo que acumuló nueve meses en contracción.
Del total de tarjetas vigentes en el país, 28.55 millones, sólo fueron utilizadas el 63 por ciento en el cuarto trimestre de 2014, por debajo del 73 por ciento del mismo periodo del año previo, y además fue la cifra más baja desde que hay datos disponibles, a partir de 2006.
Marcos Martínez, presidente de Santander, explicó en la presentación de los resultados del grupo financiero, que el debilitamiento en el financiamiento en tarjetas de crédito va a tomar un tiempo en revertirse, ya que el gobierno insiste en fiscalizar a la población mediante el uso de este instrumento de financiamiento.
Vicente Yáñez Solloa, presidente de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), señaló que al cuarto trimestre de 2013, la participación de las tarjetas de crédito en las ventas fue de 16 por ciento, mientras que en el mismo periodo de 2014, ésta bajó a 15 por ciento.
MENOS VENTAS A CRÉDITO
Yáñez Solloa explicó que existen varias razones a las que se adjudica el descenso en las ventas vía tarjetas y esto puede ser por el temor que se generó entre la gente de ser fiscalizada a través de este instrumento bancario o bien porque se dio un cambio de hábito de pago al pasar del dinero de plástico al efectivo.
Humberto Lozano, líder de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo del Distrito Federal (Canaco-DF), indicó que donde más se ha observado el descenso en el uso de la tarjeta de crédito ha sido en la clase media y media baja.
En esos segmentos se ha observado que están realizando sus compras en efectivo y han guardado sus "tarjeta debajo del colchón", por el temor de una fiscalización. Explicó que antes de la aprobación de la reforma fiscal, el 70 por ciento de las compras se realizaba vía tarjeta, de débito, nómina o de crédito. Después de la reforma esta cifra bajó hasta 50 por ciento.
Enrique Solana Sentíes, presidente de la Concanaco-Servytur, explicó que el lento desempeño en el uso de las tarjetas de crédito también ha sido resultado de una baja en la actividad económica.
En su último reporte financiero de 2014, Liverpool mencionó que en ese año hubo una pérdida de participación de los pagos con tarjetas de crédito, propias y bancarias, a favor de las ventas en efectivo y con tarjetas de débito.
"La menor demanda de crédito se atribuye a mayores niveles de apalancamiento del consumidor y a los efectos de la Ley para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita", apuntó la empresa.
ELECCIONES AUMENTAN EFECTIVO
Eduardo González, analista de Banamex, consideró atrevido asegurar que el uso de efectivo en detrimento de tarjetas de crédito se debe a un cambio en los hábitos del consumidor.
Sobre el incremento observado en el dinero en circulación dijo que en parte se puede explicar por el proceso electoral de este año, pues durante este periodo se tiene un aumento en la demanda de este medio de pago.
El especialista indicó que el uso de tarjetas de crédito se puede ver limitado por el cambio de condiciones de tipo fiscal –el régimen de la ley de prevención de lavado de dinero–, pero no de manera categórica.
Indicó que podría haber segmentos de la población que podrían estar endeudados, lo que propicia que éstos pudieran ser más cautelosos a la hora de usar sus tarjetas para realizar sus compras.
Sin embargo, consideró que hay segmentos que no están endeudados y si a esto se suma la creación de empleo y el paso a la formalidad, se pueden esperar mejores resultados en cuanto al crédito al consumo.
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