Miguel Reynoso Padilla tenía 16 años y la prepa trunca cuando arrancó su carrera en la industria del zapato. Hoy exporta casi dos mil pares de botas vaqueras al mes a Estados Unidos con la marca que lleva sus apellidos: Reypa Boots.
Primero como chofer de una fábrica de zapatos en León, Guanajuato, fue escalando hasta llegar a gerente de ventas. Siete años después, en 2011, dio el salto y se animó a emprender.
"Desde que llegué a León escuchaba que los papás de mis amigos decían que tenían fábricas de zapatos, pero nunca imaginé tener mi propia fábrica", cuenta Reynoso, originario de Guadalajara.
Para entrar al mercado estadounidense, adaptó los diseños tradicionales con materiales que hacen las botas más resistentes sin perder su estilo.
"La bota rodeo de trabajo duro, un éxito en Estados Unidos, tiene el mismo diseño que la bota tradicional, pero trae casco de acero en la suela y la punta y el talón están protegidos con hule", explicó Padilla.
Su primera bota 'estrella', fue el 'Modelo 600', la campeona, como él le llama. Un estilo de bota Rodeo de construcción estilo welt, tiene tubos altos bordados, suela y tacón de hule, trae doble costura y es muy duradera, además tiene la misma piel en todas sus partes.
'La campeona' no es la que piden en Francia, el tipo de bota que se vende allá es el 'Modelo 710', que tiene suela y tacón de cuero, los tubos más altos y sin bordado.
Actualmente, Reypa Boots produce 600 pares semanales, de los cuales el 80 por ciento va para Estados Unidos, pero también exporta a Francia y Costa Rica, y próximamente a Brasil; sus principales mercados son Denver, Los Ángeles y Chicago.
"Con la situación de la inmigración y lo de Trump, tenemos ciertas dudas, pero vamos a seguir trabajando. Hasta ahora la venta sigue igual", compartió.
Pese a la política de migración del presidente Donald Trump, Reynoso mantiene sus metas claras para los próximos 4 años, producir mil pares semanales, crear una línea para dama, construir una fábrica más grande y abrir una línea de zapaterías. Quiere ahorrar para comprar máquinas láser para los diseños o impresoras 3D y subirse al e-commerce.
Hace siete años tenía tres empleados y hoy suma 33; en ese entonces le tomaba tres meses producir los pares que hoy logra en una semana.