Economía

Esto es lo que sabemos del 'tortillazo'

Los comerciantes del producto, básico en la alimentación en México, aseguran que deben subir los precios debido a un alza en los insumos, aunque el Gobierno dice que es injustificado.

Los comerciantes de tortillas en México rechazaron este miércoles críticas del Gobierno y aseguraron que el incremento del precio de sus productos está justificado por el alza de insumos como el maíz, la energía y los combustibles, en medio de una inflación que se ubica en máximos en 16 años.

En los primeros 11 meses de 2017, el precio de la tortilla -alimento básico en la dieta de los mexicanos- acumuló un aumento del 6.83 por ciento, superando ligeramente a la inflación general.

Los productores advirtieron que en los próximos días se verán obligados a subir su precio entre 1.5 y 3 pesos por kilo. De acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercado de la Secretaría de Economía, el precio ponderado nacional es de 14.01 pesos por kilo.

Es decir, según la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillas (Unimtac), el kilo se venderá en algunos lugares del país en hasta 17 pesos.

"Mis proveedores me traen la masa en automóvil y si sube el costo de la gasolina es obvio que ellos tienen que ajustar sus precios", confesó Jorge García, encargado de una tortillería en Ciudad de México.

"Me van a tener que subir la masa y, subiendo el gas, entonces vamos a tener que hacer ajustes (...) yo no puedo trabajar con otra cosa que no sea a gas", se lamentó.

Según cifras de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas) los precios del combustible -que en algunos puntos comenzaron a subir desde el último día de 2017- aumentarían en promedio un 6.9 por ciento en 2018 por una actualización impositiva, a lo que se sumaría la volatilidad de la moneda local y el aumento del precio del barril de crudo.

Sin embargo, tanto reguladores como autoridades han descartado que haya incrementos bruscos en los combustibles, y recordaron que los precios son determinados con base en los internacionales, pero también por cada negocio.

El precio del gas licuado de petróleo (GLP) también subió, en promedio, un 25 por ciento el año pasado, según datos oficiales. Al mismo tiempo se han incrementado las tarifas eléctricas, por lo que el titular de la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillas justificó el aumento.

"No es ninguna declaración anticipada, tampoco se está promocionando un incremento de precios", dijo el miércoles Lorenzo Mejía, líder del gremio, a una radio local.

Sin embargo, el Gobierno mexicano sostuvo que el aumento no se corresponde con la realidad, intentando poner paños fríos en momentos en que la inflación alcanza máximos en 16 años y con las elecciones presidenciales de julio a la vuelta de la esquina.

"Que en este momento digan que van a hacer un aumento es injustificado. No vemos las condiciones de mercado para que esto suceda", reclamó el subsecretario de Industria y Comercio, José Rogelio Garza, quien aseguró que el precio de la tortilla se vino ajustando a lo largo de 2017.

Incluso en un comunicado, la Secretaría de Economía (SE) dijo que declaraciones de líderes del sector en el sentido del aumento de precios podrían ser violatorias de la Ley Federal de Competencia Económica.

Agregó que ésta no es la primera vez que algún liderazgo de molineros se pronuncia por un incremento en los precios de la tortilla.

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) ha remitido cartas para advertir que este tipo de declaraciones pueden llegar a constituir prácticas monopólicas absolutas, al tratarse de acuerdos entre competidores y tomados con el objetivo de manipular los precios, explicó la SE.

La dependencia subrayó que la declaración difundida el martes con relación al incremento en el precio de la tortilla carece de fundamento porque el costo de la tonelada de maíz blanco se mantiene 11 por ciento por debajo de su precio de hace un año, siendo éste el principal componente del costo de un kilogramo de tortilla.

"Hacer una declaración anticipada de un ajuste coordinado de precios en cualquier sector de la economía es una violación flagrante a las leyes de competencia económica", aseveró el titular de la Secretaría de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal.


"NO HA OCURRIDO AUMENTO BRUSCO"


En enero del año pasado la gasolina y el diésel aumentaron un 20 por ciento como parte de un proceso de liberalización gradual de los precios en el mercado, que culminó en noviembre.

Esa alza desató fuertes protestas y saqueos a comercios, lo que llevó al Gobierno y a empresarios a anunciar un acuerdo para evitar aumentos de precios que presionaran la inflación. Los dimes y diretes de los últimos días hicieron recordar a los mexicanos esos momentos.

Intentando calmar las aguas, Pemex rechazó comentarios sobre "supuestos" aumentos del combustible y aseguró que mantendrá su política de precios graduales. Pese a la apertura del mercado, la petrolera estatal sigue siendo la mayor comercializadora de gasolinas en México, que importa más del 50 por ciento del combustible que consume.

"Pemex reitera que la fórmula que determina los precios de las gasolinas y diésel al mayoreo en México contempla mecanismos que reducen su volatilidad, por lo que no existe ningún fundamento para estimar un aumento brusco en dichos precios, lo que no ha ocurrido", dijo la firma en un comunicado.

La Comisión Reguladora de Energía (CRE) dijo que los precios en el centro de México de la gasolina Magna de Pemex -que representa más del 80 por ciento de las ventas totales- se habían elevado un 1.3 por ciento comparado con precios promedio a finales de noviembre.

Ricardo Caballero, quien llenaba el tanque de su vehículo en una gasolinera de Ciudad de México, aseguró que el incremento es un hecho. "Con estos constantes aumentos se desbalancea toda la planificación de los gastos básicos de la casa", sostuvo.

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