Si en tu lista de propósitos de Año Nuevo está aprender un nuevo idioma de los más de seis mil que se hablan en el mundo, piensa en el valor y las oportunidades que representa el que vayas a elegir.
El idioma es un componente esencial de la competitividad y no es ninguna coincidencia que ocho de los 10 centros financieros del mundo sean ciudades de habla inglesa o cuyos habitantes dominan el inglés.
Existe una relación entre la utilidad de un idioma, según el Índice de Utilidad de Idiomas (PLI) y la competitividad, medida por el Índice de Competitividad Internacional del Foro Económico Mundial (WEF).
Cuatro de las 10 economías más competitivas tienen al inglés como idioma oficial, las restantes 6 tienen porcentajes elevados de hablantes de inglés o poblaciones con un buen dominio de ese idioma, con la excepción de Japón.
Según Kai Chan, miembro distinguido de la iniciativa sobre innovación INSEAD en Medio Oriente y asesor sobre competitividad del gobierno de Emiratos Árabes Unidos, un idioma brinda cinco oportunidades: geografía, abre la capacidad de viajar; economía, capacidad de participar en una economía; comunicación, la capacidad de entablar un diálogo; conocimiento y medios, la capacidad de consumir conocimiento y contenido de los medios; y diplomacia, el poder abordar relaciones internacionales.
Con base en estas oportunidades construyó un índice para poder comparar los idiomas según su eficacia en distintos dominios.
El Indice de Utilidad de Idiomas (PLI, por sus siglas en inglés) utiliza 20 indicadores para medir cuán influyente es un idioma y mide su utilidad para un ser humano típico.
De acuerdo con este índice, el inglés es por mucho el idioma más útil.
Es el idioma dominante en tres naciones del Grupo de los 7, en tanto que el legado británico le ha dado un alcance mundial.
El mandarín, que se ubica en segundo lugar, es la mitad de útil.
El francés se ubica en tercer lugar gracias a su prestigio en la diplomacia internacional.
El español y el árabe completan la lista del Top 5.
El autor del artículo publicado en el blog del Foro Económico Mundial (WEF) señala que la fortaleza del inglés tiene efectos tanto positivos como negativos.
Su estatus ayuda a facilitar la comunicación internacional en un mundo globalizado. Sin embargo, al mismo tiempo, la anglicanización —la intrusión del inglés en otros idiomas y el desplazamiento de sus rivales— pone en riesgo la supervivencia de algunos idiomas menores y la integridad de otros.
Francia, por ejemplo, ha tomado medidas para evitar la invasión del francés por el inglés.
Del Top 10 de los idiomas más útiles en la actualidad, los seis primeros idiomas coinciden con los idiomas oficiales de las Naciones Unidas.
Los restantes cuatro idiomas dentro de los 10 más importantes incluyen los otros dos idiomas del BRIC (el portugués y el hindú) y las lenguas de dos potencias económicas (Alemania y Japón).
Aunque el inglés es actualmente el idioma dominante, podría el mandarín desafiar algún día su supremacía y según el especialista, un pronóstico del PLI basado en los valores esperados de los 20 indicadores para el 2050 hacen estimados de que el Top 3 estará conformado por el inglés, mandarín y español, desbancando al francés.
