Las compañías estadounidenses que operan en Venezuela han redoblado el uso de una maniobra contable para protegerse de la grave crisis económica en el país sudamericano que ha borrado más de 10 mi millones de dólares en utilidades durante los últimos 18 meses.
Un creciente número de compañías de Estados Unidos, incluidas Colgate-Palmolive, Procter & Gamble y PepsiCo, comenzaron a desconsolidar en el 2015 los resultados financieros de sus operaciones en Venezuela debido al desplome de la moneda local, el bolívar, y la imposibilidad de fijar los precios de sus productos, como champú y detergente.
El colapso económico sin precedentes del miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha provocado una severa escasez que ha obligado a decenas de miles de venezolanos a cruzar la frontera en procura de bienes básicos.
La desconsolidación significa que las operaciones en Venezuela ya no pueden dañar o beneficiar los resultados financieros de la matriz en Estados Unidos. Las compañías han debido asumir enormes cargos extraordinarios contra sus utilidades para poder proteger lo que les queda en Venezuela.
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Avon Products Inc asumió una pérdida después de impuestos de unos 120 millones de dólares en el primer trimestre debido a su decisión de desconsolidar sus resultados.
En tanto, las compañías de todo el mundo que no han desconsolidado sus operaciones venezolanas están reportando golpes a sus ingresos. O han indicado futuras amortizaciones si la economía del país permanece en una severa crisis.
Teva Pharmaceutical Industries Ltd de Israel, por ejemplo, dijo en mayo que aún tiene cerca de 350 millones de dólares en activos expuestos a la moneda venezolana. La compañía asumió un cargo por deterioro de 246 millones de dólares en el primer trimestre luego de la devaluación del bolívar.
Las devaluaciones y una de las tasas de interés más altas del mundo han obligado a Teva y a una serie de compañías a rebajar el valor de sus activos utilizando un tipo de cambio menos favorable. El último dato oficial de la inflación divulgado por el Banco Central fue en febrero, cuando informó que los precios subieron un 180.9 por ciento en 2015.
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A comienzos del 2015, muchas compañías valoraron sus activos utilizando el tipo de cambio oficial controlado de ese entonces, de 6.3 bolívares por dólar. Pero comprar divisas a ese valor, el más favorable dentro de un sistema de multi tasas cambiarias, era poco realista en medio de una grave escasez de dólares.
En marzo, Venezuela anunció la creación de un sistema cambiario dual, con una tasa "protegida" llamada Dipro de 10 bolívares por dólar y destinada principalmente a la compra de artículos prioritarios como alimentos y medicinas. La otra, flotante, que se ajusta según la oferta y la demanda y que arrancó en 206 bolívares y se ha depreciado a 641 bolívares.
En el mercado negro, un dólar cuesta cerca de mil bolívares, según el sitio en internet dolartoday.com.
Varias compañías de Estados Unidos, Europa y Asia han reducido los envíos de medicinas debido a que no pueden cambiar bolívares por dólares. Pfizer Inc reveló en un documento presentado ante los reguladores que existe la posibilidad de que no pueda operar en Venezuela de la forma como lo ha hecho históricamente.
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La automotriz General Motors Co dijo que sus operaciones en Venezuela podrían requerir de respaldo financiero adicional, pero no se ha tomado decisión.
A comienzos del 2015, Ford Motor Co asumió un cargo extraordinario antes de impuestos de 800 millones de dólares cuando desconsolidó sus operaciones en Venezuela.
La desconsolidación probablemente seguirá siendo una opción atractiva para las empresas extranjeras con filiales en Venezuela, que habitualmente dicen que no pueden acceder a divisas, materias primas, despedir trabajadores o aumentar sus precios de venta para compensar la inflación.