Cada generación tiene diferentes características dependiendo de la época y el contexto en el que se viva. El cambio generacional es estudiado, incluyendo la forma en la que nos relacionamos. En el caso de los millennials, distintos estudios han detallado cómo se enamoran y explican el por qué tienen menos relaciones sexuales.
Jean Twenge, psicóloga de la Universidad de San Diego, ha documentado el declive sexual de los norteamericanos. La generación silenciosa (nacidos en los años treinta y cuarenta) fue la más activa en su juventud y la que más incrementó la tasa de natalidad; sin embargo, los que tienen actualmente entre 18 y 29 años, es decir, los millennials y parte de la generación Z, casi uno de cada cuatro (el 23 por ciento) no ha tenido relaciones sexuales en el último año.
Entre los principales factores se encuentra la disminución del porcentaje de individuos con pareja estable entre los veinteañeros, según Twenge. Pero el asunto es complejo y choca con la idea preconcebida de que en los tiempos de Tinder y del envío de mensajes con contenido sexual, lo de irse a la cama en compañía de alguien era más fácil. Pero no.
Falta de sexo, un fenómeno global
La revista The Atlantic habla acerca de una “recesión sexual” generalizada y mundial, que no solo afecta a los estadounidenses, sino que se extiende por otros países desarrollados, con jóvenes inmersos en las redes sociales y la vida digital. Los holandeses, que en 2012 perdían la virginidad a los 17, ahora esperan hasta los 19 para estrenarse. En Finlandia se ha comprobado un descenso del deseo sexual en las mujeres.
En España, el último barómetro de la empresa de preservativos Control señala que el 64 por ciento de los jóvenes tiene, como mucho, una relación sexual por semana, menos de lo que quisieran. Ni siquiera los suecos se salvan, al parecer por culpa del estrés, incluso el Gobierno incentiva la paternidad con todo tipo de ayudas para que la tasa de nacimientos no decaiga, según ABC.
Por otra parte, Japón se encuentra en una crisis demográfica y se estima que el 43 por ciento de los habitantes de entre 18 y 34 años siguen siendo vírgenes.
La ‘procrasturbación’
The Atlantic apunta que ahora los jóvenes prefieren el sexo solitario antes que en compañía. No porque el deseo haya decaído, sino que se prefieren otras maneras de conseguir placer menos expuestas.
Ya se habla de ‘procrasturbación’, palabra acuñada por el psicólogo Philip Zimbardo, que funde ‘procrastinación’ y ‘masturbación’ para referirse al hecho de postergar tareas de más empeño, incluida la de buscarse pareja, ante el señuelo del porno ubicuo y fácilmente accesible.
Como ejemplo está Japón que es líder en el diseño de muñecas sexuales de alta gama. Ha inventado, además, varios géneros de pornografía que, según The Economist, “se alejan cada vez más de lo sexual”, entendido como aquello que suele excitar a la mayoría de las personas. Lo más significativo “es que muchos jóvenes de uno y otro género consideran que el intercambio de fluidos al modo tradicional resulta fatigoso o engorroso”. Les da pereza.
Los efectos del porno
Los millennials son ‘pornonativos’ y diferentes estudios apuntan a que esto ya está teniendo consecuencias. “No se puede negar el impacto que tiene sobre las conductas sexuales, así como sobre las relaciones de género, la nueva pornografía distribuida por Internet. La familiaridad con prácticas de riesgo, la descontextualización de la sexualidad, la inmediatez, la simplificación de las relaciones interpersonales, así como la vinculación con nuevas modalidades de prostitución, convierten la nueva pornografía en un fenómeno relevante para la comprensión de las relaciones interpersonales”, advierten Luis Ballester, Carmen Orte y Rosario Pozo, investigadores de la Universidad de las Islas Baleares.
Los jóvenes aprenden un sexo que resulta intimidatorio: para ellos, por el miedo a no dar la talla si no son capaces de emular lo que aparece en pantalla; para ellas, porque son objetos sexuales sin voz ni voto. El 47 por ciento de las jóvenes españolas ha mantenido relaciones sexuales sin ganas.
Finalmente, los expertos apuntan que el confinamiento de la pandemia por COVID-19 y el incremento en el uso de redes sociales han generado problemas de inseguridad en los jóvenes al compararse constantemente con las imágenes del internet.
-Con información de ABC.