“What do you stand for?”, ¿Qué representas?, al español. Así dice la playera beige (para no desentonar con el uniforme) de uno los prisioneros del Reclusorio Norte de la Ciudad de México, y que es una de las 30 mil 390 personas que comenzaron a emitir, por primera vez, su voto desde prisión, por no contar –aún– con sentencia condenatoria.
Contrario a la jornada electoral ordinaria de cada seis o tres años, en esta cárcel, el ejercicio organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE) –al que El Financiero tuvo acceso– arrancó a las 9:00 horas.
No hay casillas sino sólo se colocaron siete mesas con una mampara en el escenario del auditorio. A cada preso se le entregó un sobre con sus boletas y otro sobre para depositar su voto de forma sellada en la urna.
No tienen credencial de elector, por lo que sus datos electorales se verificaron previamente; sin embargo, sí les pintaron su dedo pulgar con la clásica tinta indeleble.
El primero que emitió su voto fue un hombre que raya en la primera etapa de la tercera edad.
Hubo quien acudió a votar en bastón y calzando Crocs blancos. Otro hombre en silla de ruedas, a quien le bajaron una de las mesas en el área de sillería del auditorio. Dos jóvenes, de baja estatura y rostro casi adolescente, resaltaron en la quinta fila.
José Luis “N” tiene 24 años y ésta fue su primera elección. “El voto es muy importante para ver las mejorías que puede tener la ciudadanía, y nuestra familia”, dijo de espaldas a la cámara, pero sin poder disimular sus nervios, pues, aunque tenía el puño cerrado, jugueteaba con las uñas.
Mantuvo la secrecía de su voto, pero consideró que lo hizo de manera informada: “Nos dieron las pláticas, vimos los debates, y con eso nos pudimos apoyar para votar”.
En efecto, Luisa Flores Huerta, presidenta del Consejo Local del INE en la Ciudad de México, detalló que si bien no tuvieron acceso a propaganda de partidos, se les dieron folletos con las plataformas electorales de éstos.
En este reclusorio participaron 170 hombres este lunes, de los 190 programados, porque 20 lograron obtener su libertad o fueron reubicados.
Las elecciones, para la mayoría, no fueron atractivas. Al menos en la capital, pues de 6 mil personas sin sentencia, que tenían la posibilidad de ejercer su derecho, sólo mil 862 aceptaron.
Los reclusos ejercieron su voto sólo para Presidencia y cargos locales.
Afuera del auditorio, cinco presos sentenciados sólo fueron espectadores de un derecho que perdieron y de un día atípico en el Varonil Norte.