Alrededor del Zócalo, en las calles aledañas, en los balcones. En todos lados había gente vestida de rosa y que celebraba las palabras de Xóchitl Gálvez.
Ante una plaza a reventar, la candidata presidencial de la coalición PAN-PRI-PRD advirtió que en las elecciones de este 2 de junio “nos jugamos si los siguientes años serán de opresión, o de libertad”
La abanderada presidencial, a quien le gusta presumir que llegó a la candidatura gracias a las firmas de un millón de mexicanos, demostró con el primero de sus cierres de campaña de dónde había salido ese apoyo.
Fue la llamada Marea Rosa, la que inició en noviembre de 2022 y que en diferentes ocasiones se ha manifestado en favor de la democracia, y ahora de la República, salió nuevamente a respaldar a la presidenciable opositora.
Y no parece haberlos decepcionado. Los asistentes aprovechaban cada pausa, cada respiro en el discurso de Gálvez para aplaudirla y ovacionarla. También para soltarle reclamos a López Obrador, a quien le llamaron “narcopresidente” y “asesino”.
En su discurso, que entonó en un templete que en esta ocasión fue colocado enfrente de la Catedral, la candidata opositora aclaró que no quiere ganar por ganar, sino que quiere ser presidenta para “dar, no para recibir. Para compartir, no para arrebatar, para servir, no para servirnos”.
A diferencia de las tres manifestaciones anteriores, en esta ocasión la bandera sí ondeó a la mitad de la plaza. Pareció curioso que toda la mañana estaba enredada en el asta, o incluso se negaba a desplegarse completa, como tímida ante los ciudadanos que la habían ido a ver.
Podría ser casualidad o un favor que el dios Eolo le hizo a la opositora, pero segundos antes de que empezara a caminar hacia el micrófono, un viento fresco e intenso desplegó el símbolo patrio, dejando brillar el verde, blanco y rojo por encima de todos.
Envalentonada por la gente que había salido a apoyarla, Gálvez no dudó en darles unas palabras de agradecimiento, y reconoció que “ustedes también han enfrentado el insulto, la calumnia y la mentira de un poder prepotente y soberbio. Ustedes han resistido los ataques con fuerza y corazón”.
La candidata también le dejó un mensaje a Movimiento Ciudadano (MC). Sin mencionar a los naranjas, recordó que el general Negrete le dijo a Zaragoza en la Batalla de Puebla: “Antes que partido, tengo patria”.
Ese ánimo de reclamo se hizo presente antes, cuando habló Santiago Taboada, candidato de la oposición a la jefatura de Gobierno de la capital.
“Hoy veo una ciudad sometida por la extorsión, que vive a diario la injusticia y donde se respira el miedo. Una ciudad paralizada por la negligencia, pero también veo una ciudad que pide urgente un cambio con esperanza”, soltó el panista que pidió a los ciudadanos que no sean espectadores del grave daño que está haciendo Morena.
La sociedad civil también tuvo su espacio, y Guadalupe Acosta Naranjo no dudó en aprovecharlo.
“Desde el 13 de noviembre de 2022 iniciamos esta larga batalla. Derrotamos ya su plan A, su derrotamos su plan B y ahora derrotaremos su plan C”, exclamó, lo que desató los gritos y aplausos de la gente.
Esto se complementó con la alerta que lanzó Ana Lucía Medina, quien dijo que la República está en peligro ante la amenaza de Morena y del crimen organizado, por lo que pidió a Gálvez y Taboada que se comprometan con la democracia y sus valores, algo que hicieron sin dudar, y con la mano en algo apuntando a la bandera.
Marea Rosa repliega a CNTE para que entraran todos
Los atropellos iniciaron mucho antes de que empezara. Por whatsapp y redes sociales la gente alertaba que el acceso al Zócalo era limitado. Había vallas en todo alrededor y sólo se podía entrar por 5 de Mayo.
En el Centro Histórico de la Ciudad de México había manchas rosas por todos lados. Los cafés no sólo estaban abiertos, sino que estaban llenos.
En la Plaza de la Constitución había gente esperando desde antes de las 07:30 horas, aun cuando el mensaje de Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada, candidatos a presidencia y la jefatura de Gobierno de la coalición PAN-PRI-PRD, iban a hablar hasta las 11.
Este domingo 19 de mayo, el Zócalo amaneció cubierto de vallas. Había una muralla de metal alrededor de Palacio Nacional y el plantón de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), estaba rodeado de rejas con las que los organizadores buscaron evitar confrontaciones. Esfuerzo que fracasó a las 8:39 de la mañana.
Así como la plaza amaneció cubierta de metal, el asta que se encuentra al centro estaba vacía. Fue hasta las 8:37 que un grupo de militares salió de Palacio Nacional para abrir la base de metal y permitir que el símbolo patrio subiera.
Al mismo tiempo que los militares izaban la bandera, del lado de la Marea Rosa se escuchaba el Himno Nacional y gritos de “¡México, México!”. Del otro, de la CNTE, los maestros entonaron “Venceremos”, uno de los estandartes del movimiento comunista mexicano.
Una vez que la bandera estaba lista, los maestros empezaron a empujar a los soldados. “Queremos hospitales no queremos militares”.
Rápido se replegó el pelotón hacia Palacio Nacional, empujando vallas y entre gritos. Voces rosas pedían calma. “No caigan en provocaciones”, les decían a los que iban a escuchar a los candidatos.
De repente, dentro del cerco empezaron a correr los maestros a detener las vallas. Los asistentes estaban determinados a inundar el Zócalo a como diera lugar, aunque eso representara empujar las bardas, y a los maestros que estaban detrás.
Voces de sensatez se escuchaban. “El Presidente los mandó para provocar. ¡No caigan!”, se escuchaba en el bando rosa. También había otros que gritaban “¡no seamos tibios! ¡Queremos pasar!”.
Se abrieron diferentes frentes, siempre en partes diferentes del cerco. Los maestros de la Sección 22 reclamaban “¡la Marea Rosa puso las vallas para evitar esto!”.
A las 9:36, después de más de 40 minutos de confrontaciones, una gran ola rosa entró por Avenida 20 de Noviembre, al frente de la Catedral metropolitana.
Para evitar que siguiera la corriente de gente, los maestros llegaron a hacer una valla humana. La lucha ahora era cuerpo a cuerpo, a empujones. Volaban café, sombreros y banderas. Siempre con el mismo reclamo de la Marea Rosa pidiendo “déjenos pasar” y los maestros, despreciando la que llamaron “marcha de la derecha”, decían que los ciudadanos había llegado a provocar.
Los empujones no escalaron al nivel que se preveía. El calor del momento hacía hervir todo. Pero nada más se vieron unas cuantas peleas y gritos, muestras del gran reto que va a heredar la siguiente presidenta: cómo recomponer el tejido social.
Una vez que las vallas quedaron como meros adornos dispersados a largo de la plancha, los maestros se replegaron alrededor de sus casas de campaña. Sólo los dividía una cuerda y sus cuerpos. Sin embargo, ya no se veían más conflictos.
La gente se empezó a acomodar a lo largo de un Zócalo repleto mientras Gálvez hacía su entrada. Estaba previsto que hablara a las 11. Sin embargo, poco después de las 10 empezó a caminar hacia el templete.., entre selfies.