El calor de sus paisanos la hacía sonreír sin parar. No dejaba de darle vueltas al ruedo mientras leía cartones, saludaba gente y pedía el apoyo de su gente. Desde Pachuca, Hidalgo, Xóchitl Gálvez llamó a la gente de su estado a llenar las urnas el próximo domingo.
Tepatepec, su pueblo, se hizo presente al grito de “Tepa, Tepa”, algo que la candidata aprovechó para soltar un “me encanta cuando dicen de Tepa a la presidencia”.
Extasiada con ese ánimo, la hidalguense le pidió a sus paisanos “activémonos, hagamos redes, saquemos a la familia, saquemos a los amigos, movilicémonos, lo podemos lograr, lo vamos a lograr, pero es importante que esta semana todos se pongan en modo campaña”.
Ya encarrerada por los aplausos y porras que recibió en respuesta, la candidata reiteró que en México las elecciones no son un mero trámite, por lo que les dijo a los hidalguenses que tienen que hacer valer sus derechos el próximo 2 de junio.
“La elección va a ser con sus votos, por eso es muy importante que el próximo domingo llenemos las urnas de votos, es muy importante”, apuntó.
Esa seguridad flaqueó por unos momentos. A pesar de que a lo largo de su campaña Gálvez ha mantenido que los mexicanos “ya despertaron”, como diciendo que ya están conscientes de la violencia y la inseguridad que azotan al país, esta misma seguridad estuvo ausente ante sus paisanos.
“¿Qué necesitan hidalguenses para despertar y darse cuenta de que este gobierno se coludió con los delincuentes?”, cuestionó, como si la gente en su estado natal todavía no se diera cuenta de los problemas del país.
El lapso fue breve, y en lugar de insistir en sus preguntas, cambió ligeramente de tema, y le dio la vuelta al mandato del Instituto Nacional Electoral (INE).
“Ya me prohibieron decirle, narco, ya saben qué (al) partido de Morena. Ya me prohibieron, pero sí puedo decir que (Sheinbaum) es la candidata de un partido del narco”, sentenció, lo que estalló en reclamos entre los asistentes.
La gira de este lunes de Gálvez, a tres días de que acaben las campañas, la llevaron a algunos de sus orígenes. Primero, al estado que la vio nacer, y que también la expulsó para que hiciera su vida en la Ciudad de México. Pero durante su recorrido, la candidata también fue a Guadalajara, Jalisco, desde donde un comentario sobre los programas sociales de este gobierno la catapultaron a la candidatura presidencial.
En noviembre de 2022, la hidalguense dijo durante la Feria Internacional del Libro (FIL) que está de acuerdo con los programas sociales para apoyar a los más pobres, pero sostuvo que estos son insuficientes si no se acompañan con educación y generación de empleo, lo que la llevó a confrontarse con el presidente López Obrador.
Ahora, año y medio después del pleito que la impulsó a ser la figura de la oposición, Gálvez ya no habla del tema. Lo recuerda bien, pero ya no es relevante. Hay cosas más importantes por las que luchar, como es la ambición desmedida de algunos políticos.
Así lo dejó ver ante los empresarios jalisciences que por un momento dejaron de lado si papel serio y sobrio para pararse de las sillas, rodear a la candidata para gritarle su nombre y pedirle selfies.
Fue en este escenario que Gálvez se lanzó contra el gobernador de Nuevo León, Samuel García, de quien se han dado a conocer propiedades y negocios que van más allá de su cargo.
“Ya basta de ver a los nuevos políticos, como el de Nuevo León, hacerse rico en tiempo récord. Ya basta que la política cada año haga más ricos”, acusó la hidalguense.
Al ser cuestionada al respecto, la candidata presidencial ya le puso nombre y apellido a su denuncia, y sostuvo que “en el caso de Samuel García, lo sorprendente es que llegó inmediatamente a buscar mecanismos, ahora resulta que créditos fiscales, que por tramitarles que no pagaran, entonces le pagaban en especie. Todos sabemos que eso no es así. Es porque es el gobernador, es porque signa contratos, es porque tiene conflictos de interés”.
Enganchada en el tema, la abanderada lamentó que este sea un problema que parece haber corroído al sistema político mexicano.
“Yo creo que lo que pudrió a la política es la corrupción, sea del partido que sea. Yo en ese sentido siempre he dicho que se debe de investiga sin importar de qué partido viene”, concluyó.
Como ya es costumbre en sus eventos, Gálvez salió del lugar rodeada de gente. Apenas y se podía ver su cabeza si alguien se ponía de puntitas para buscarla. Celulares por todos lados, gritos, una necesidad brutal de atención. Todos querían aunque fuera unos segundos con la candidata antes de que dejara el salón para iniciar su camino hacia Ciudad Guzmán, en donde campesinos de sombreros blancos, jeans sucios y botas de piel rotas formaron sus tractores a la orilla de la carretera.
Junto a un campo seco, olvidado, productores le pidieron revisar la situación fiscal de los productores del campo. “Nos cobran cada vez y las cosechas son dos veces al año”, le decían con frustración.
Después de escuchar las demandas, Gálvez también tomó un momento para divertirse, y se montó a dos tractores. Entre aplausos, y con mucha ayuda, la candidata logró subirse y tomarse fotos.
Claro que los campesinos no fueron los únicos que la esperaron a la entrada de la ciudad. Del otro lado del camino, montado en una moto mientras grababa con su celular todo lo que pasaba en frente, un joven parecía prestar más atención de la necesaria a lo que pasaba en el lugar.
Más tarde, ya cuando la oscuridad había borrado por completo al Nevado de Colima que por el día se ve detrás de la catedral, Gálvez Ruiz les prometió brindarles su apoyo. “Yo vengo del campo, yo sé lo que cuesta”.