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El patrimonio inmaterial, motor del turismo con conciencia

Las fiestas indígenas del Día de Muertos están catalogadas por la UNESCO como patrimonio cultural de la Humanidad

El mariachi, la charrería, la talavera y la gastronomía tradicional mexicana son otras de las expresiones inmateriales que se han logrado catalogar como cultura de la Humanidad. Fotografía. Especial

México es uno de los países de América Latina con el mayor número de prácticas y expresiones culturales del patrimonio inmaterial, que son catalogadas como tales, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y que forman parte de la cultura del mundo, por lo que son necesarias una serie de acciones para garantizar su salvaguardia.

Las fiestas indígenas del Día de Muertos fueron la primera de las expresiones inmateriales que, en 2008, entró en el catálogo del patrimonio cultural de la Humanidad; después de ella, vino la Ceremonia Ritual de los Voladores de Papantla, que, en realidad, tienen diferentes puntos de origen en el país.

El mariachi, la charrería, la talavera y la gastronomía tradicional mexicana son otras de las expresiones inmateriales que se han logrado catalogar como cultura de la Humanidad. Y, dentro de esas expresiones, se ha desarrollado un turismo cultural en el país que, de a poco, va creciendo y se va alejando de las multitudes que visitan solo las costas del país.

En una aproximación para calcular el valor del turismo cultural en México, la Universidad Anáhuac realizó un estudio en el que, al cierre del 2016, esta vertiente de la ‘industria sin chimeneas’ tenía un valor cercano a los 185 mil millones de pesos.

Además, esta aproximación encontró que los turistas llamados culturales, prefieren un acercamiento con la cultura viva, es decir, con aquella de la que pueden participar más no tocar: la intangible, esto sobre los monumentos, que forma parte del patrimonio material que es resguardado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

“Llama la atención la alta proporción de los turistas internacionales culturales ocasionales, que llega hasta el 81 por ciento. El dato anterior resalta que aunque nuestros visitantes no vienen atraídos por la cultura, su encuentro con ella es inevitable”, refiere Francisco Madrid, director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur).


Entre las prácticas de los turistas culturales más populares está la degustación de la gastronomía, la compra de artesanías y, cada vez más, la participación en las comunidades indígenas, en talleres gastronómicos, en rituales ancestrales, entre otras experiencias.

Salomón Bazbaz, miembro del panel de expertos de la UNESCO para el Patrimonio Cultural Inmaterial, señala que salvaguardar el patrimonio es una responsabilidad de todos, no solo de las comunidades, ni del Estado, ni de la academia.

“Todos tenemos la identidad gracias al patrimonio inmaterial”, indica el experto en el marco del Taller de Patrimonio Cultural Inmaterial organizado por Grupo Xcaret.

Con la visibilización del patrimonio vivo en México, se han abierto nuevas posibilidades de viaje que se mueven entre la apropiación cultural y la salvaguardia que, configura a las empresas, como portadoras del patrimonio, pero que siempre debe poner a las comunidades en el centro.

Empresas como Airbnb han incluido, como adicionales a los servicios de alojamiento, algunas experiencias que buscan acercar a los viajeros con las comunidades locales que visitan, para realizar talleres, paseos coordinados por los habitantes, entre otros.

En 2019, Airbnb celebró una alianza con la empresa social Rutopía, esto para que los viajeros puedan conocer y convivir con las comunidades indígenas, así como, de los rurales en México.

También, la empresa selló una alianza en noviembre del 2022 con el Gobierno de la Ciudad de México y la UNESCO para promover a la ciudad como un centro creativo en América Latina, con un enfoque en la promoción de nuevos atractivos turísticos y el empoderamiento a micro y pequeños emprendedores de zonas y corredores no tradicionales.

Para Bazbaz, el punto del turismo cultural debe estar basado en lo que las comunidades quieran dar a conocer, sin forzar y con la conciencia general de que se está teniendo contacto con el patrimonio vivo.

Por otra parte, otro de los retos que se tiene en la salvaguardia del patrimonio y el turismo que atraen este tipo de expresiones inmateriales, es la creación de condiciones que permitan a los integrantes de las comunidades beneficiarse de la afluencia.

Para Héctor Garza, catedrático de Derecho Indígena en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, es importante crear seguridad jurídica, que permita a los indígenas ser salvaguardas del patrimonio, pero también garantizar su autodeterminación.

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